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Full text of "La Personalidad Patricia De Don Francisco Araucho - Hector A. Gerona"

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HECTOR «. 6ER0HA 


LA PERSONALIDAD PATRICIA 

K NN FRANCISCO ARRUCHO 


MONTEVitEO 

1944 




DEL JJJTOR 

En el aniversario del Mame (en francés) 1915 


14 de Julio 1918 

En el Centenario del Rincón 1925 

Francia, verbo Democrático 1926 

Nuestro concepto del Patriotismo 1928 

Por la gloria de Garzón 1928 

La Reforma Notarial 


1934 




INDICE 

Prólogo .... Pág. 9 


Discurso del Sr. Ariosto D. González ” 13 


LA PERSONALIDAD PATRICIA DE 
DON FRANCISCO ARAUCHO: 

I: La Historia a través de sus portagonistas ” 17 

II: El medio. Semblanza del Patricio. Sus pri- 
meros servicios a la Patria ”25 

III: El Poeta ”39 

IV: Durante la invasión Portuguesa ” 43 

V: Escribano y Doctor en Leyes .... ”53 

VI: La cruzada de los Treinta y Tres. La In- 
dependencia Nacional ” 57 

VII: En la Magistratura Judicial ... ”63 

VIII: Actividades patrióticas y culturales ” 69 

IX: Legislador ”75 

X: Su vinculación con Rivera ”79 

XI: Personalidad Nacional. Por encima de los 

Partidos ” 83 

XII: Conclit^ón ” 93 

DOCUMENTOS: 

Reproducción facsimilar de una certificación del 
Oral. Fructuoso Rivera de fecha 13 de mayo 

de 1826 ” 52 

Reproducción facsimilar de la carta del Oral. Justo 

José de ürquiza, de fecha mayo 7 de 1852 ” 88 





179á — Francisco Araucho — 1863 



I 

El Instituto Histórico y Geográfico del Uru- 
guay, me ha discernido el honor de invitarme a 
ocupar su tribuna prestigiosa — mantenida en el 
mismo plano de alta jerarquía intelectual, a tra- 
vés de su feeunda existencia centenaria. 

Verdadero laboratorio de nuestra Historia, en 
él se analizan, depuran y fijan en su exacto valor 
— forjando acerca de ellos conciencia colectiva — 
los hechos culminantes y las grandes figuras de 
nuestro Pasado. 

La cultura histórica, es cultura básica en la 
vida de un pueblo, es el fundamento sobre el cuál 
se asientan la fisonomía propia, la existencia y la 
grandeza nacionales. 

De innegable trascendencia es, en este concep- 
to, la obra del Instituto: porque desentraña de la 
razón de ser de nuestra existencia soberana — y 
señala como ejemplos perdurables— los hechos, 
acciones y atributos que deben integrar, purgados 
de la parte impura inherente a toda manifestación 


— 9 



humana, el acervo de nuestra personalidad colecti- 
va. Y porque irradia y hace respla/ndecer la ver- 
dad y la justicia históricas a través de un espíritu 
y un concepto afirmativos —como conviene a un 
puehlo joven que tiene necesidad de consolidar y 
generalizar valores comunes — que todos sientan 
con igual fervor, que unan lejos de separar y'ohren 
a manera de elementos de cohesión y enlace, des- 
brozando de sombras y zarzas el camino y de dudas 
y negaciones el juicio. 


II 

Esta conferencia — pronunciada en el Salón de 
Actos Públicos del Instituto, el 26 de octubre de 
1944 — forma parte del programa formulado para 
celebrar el centenario de su fundación, — la que tu- 
vo lugar, como se sabe, en 1843, dentro de los muros 
de la Ciudad sitiada — desde entonces notoria e in- 
mortal — que lucha y anhela, sufre y canta, defien- 
de su ideal de libertad, forja y difunde ctdtura. 

Araúcho es uno de los personajes que se mue- 
ven dentro del heroico escenario. 

Casi todos los documentos utilizados en este 
modesto trabajo — forman parte de su Archivo par- 
ticular. 

Por los elementos de juicio que aportan para 
el mejor conocimiento de uno de los períodos más 
importantes de nuestro Pasado de gesta, hemos 
considerado de interés analizarlos y comentarlos 


10 



desde la alta tribuna que, gentilmente, nos brinda- 
ra el Instituto. 

Tal la razón de esta conferencia. 

En cuanto a su publicación queremos dejar 
constancia expresa que ella no responde a una 
idea equivocada acerca de su valor. Por el contra- 
rio, sabemos que sus méritos son escasos. 

Pero y nos sentimos impulsados a imprimirla en 
folleto : en primer término : para satisfacer pedidos 
reiterados e insistentes que se nos kan hecho; en 
segundo lugar: por la disposición constante de 
nuestro espíritu, de reverencia y homenaje, para 
todo lo que representa un valor de nuestro Pasado; 
y finalmente: en el deseo de contribuir — aunque 
sea con un esfuerzo pequeño — al estudio de una 
figura de actuación destacada y singular relieve 
— por su austeridad y patriotismo — en el periodo 
genésico de nuestra independencia y nuestra forman 
ción institucional, 

m 

Precede a mi conferencia, en esta publicación, 
el discurso pronunciado por Ariosto D. González 
en nombre del Instituto, dándome posesión de la 
tribuna. Evidentemente, han influido, en buena 
parte, su amistad y su espíritu generoso — en sus 
juicios para conmigo. No creo merecer éstos en me- 
dida tan amplia. Pero, de cualquier manera, obli- 
gan profundamente mi gratitud y constituirán en 
todo momento estimulo e incentivo para tratar de 
hacerme, cada vez, más digno de ellos. 


H. A. G. 




DISCURSO PRONUNCIADO POR EL SEÑOR ARIOSTO D. 
GONZALEZ, MIEMBRO DE LA COMISION DIRECTIVA 
DEL INSTITUTO HISTORICO Y GEOGRAFICO DEL 
URUGUAY, PRESENTANDO AL SEÑOR HECTOR A. 
GERONA Y DANDOLE POSESION DE LA TRIBUNA. 


Se continúan, con la solemne sesión de esta 
tarde, los actos conmemorativos del centenario de 
la fundación del Instituto Histórico, que se iniciam 
ran en el año último. 

A las evocaciones de las figuras ilustres de An~ 
drés Lamas, Bartolomé Mitre, Florencio V arela, 
Cándido Juanicó, Julián Alvar ez, seguirá hpy la 
de la personalidad no menos eminente de Francis- 
co Araúcho. 

Poeta y soldado, publicista, hombre de gobier- 
no, magistrado y legislador, señor del ritmo en la 
acción y en el verso, en el pensamiento, en la emo^ 
ción y en la vida, Araúcho es uno de los héroes de 
la falange inicial. Soldado de Artigas, Secretario 
del Cabildo patrio de Montevideo en 1815, contri- 
buye a solemnizar los actos de la inauguración de 


— 13 - 



Ioj primera hihlioteca pública con un himno que fue- 
ra exhumado, con motivo del centenario de aquella 
institución, por nuestro distinguido colega don 
Arturo Scarone; secretario del gobierno patrio en 
los años 1825 y 1826; más tarde miembro del Su- 
perior Tribunal de Justicia, diputado y senador, 
aparece visiblemente este procer, en la primera mu 
tad del siglo pasado, como uno de los forjadores de 
la nct'Cionalidad uruguaya. 

En mis incursiones por la historia de la patria 
naciente, gusto imaginarme a los poetas Ensebio 
Valdene^gro, Bartolomé Hidalgo, Manuel y Fran- 
cisco Araúcho, en el vivac de los cofnpamentos, ani- 
mando las tertulias a la luz escasa y titubeante de 
los fogones y de los candiles, y mientras los com- 
pañeros emplean los ocios escasísimos en limpiar y 
componer los mediocres arreos militares, en pulir, 
abrillantar y ajustar los bronces de los trabucos, 
tercerolas y carabinas, ellos, los poetas, hacen allí 
como los bardos antiguos, de conductores, de intér- 
pretes y voceros de la poesía dispersa en el ambiente. 

De ese ciudadano que sintió, desde la primera 
hora, el contagio de la esperanza revolucionaria y 
que, como esos astros de la noche que prolongan su 
luz hasta confundirla con la del amanecer, tuvo él 
honor, como Presidente del Superior Tribunal de 
Justicia, de dar el último adiós a Fructuoso Rivera; 
de ese varón heroico que sirvió a su país a lomo de 
caballo y con la espada desnuda y que lo sirvió más 
especial y eficazmente con él consejo y la experien- 
cia, con la palabra prudente y oportuna en aque- 
llas horas de desconcierto, de tribulación y de prue- 


- 14 — 



ha, que lo fueron todas las que sonaron en el reloj 
político de aquel tiempo; de ese magistrado que 
durante cerca de cuatro lustros distribuyó justicia 
en la que siempre se vió la pureza del juez digno y 
recto; de ese hombre de bien, que fundó una es- 
tirpe que, a través de generaciones sucesivas, ha 
puesto un sello de distinción en la sociedad urugua- 
ya, nos va hablar esta tarde don Héctor Alberto 
Gerona. 

"Nacido con el don divino de la elocuencia, de 
don Héctor Alberto Gerona puede decirse como de 
otro gran orador contemporáneo, que todo se vuelve 
discurso en sus labios. Pero este ciudadano de sig- 
nificación relevante, no es un mero ademán y una 
vana palabra. Profesional destacado, ha vivido un 
poco apartado de la lucha encendida y bravia de los 
partidos militantes, pero cuando las circunstancias 
lo requirieron en horas de grave crisis institucional 
y política, abandonó su retiro de trabajo y de estu- 
dio para aceptar el Ministerio del Interior y diri- 
gir, con segura energía y limpia conducta moral, 
unas elecciones que, no obstante la imperfección 
inherente a toda cosa humana, hicieron recordar a 
la ciudadanía aquellos comicios del 8 de febrero de 
1925, en que hizo cátedra de libertad política el 
Presidente Serrato. Vuelto, poco después, a su ho- 
gar, don Héctor Alberto Gerona ha podido apreciar 
que, como aquel personaje de uno de los dramas fi- 
losóficos de Renán, tenia más autoridad y prestigio 
que cuando dirigía con firme mano los sucesos pú- 
blicos. 

Don Héctor Alberto Gerona va a acuñar en el 


— 15 



metal resplandeciente de su prosa el medallón de 
Francisco Araúcho. Y el Instituto Histórico, que 
no puede levantar monumentos de piedra, de bron^ 
ce o de mármol, podrá decir, al término de esa con- 
ferencia, el verso dél poeta latino, que ha salvado 
los siglos sin envejecer: “Exigí monumentum aere 
perennius”. He erigido un monumento más impe- 
recedero que el bronce. 


~ 16 — 



La Personalidad Patricia 
De Don Francisco Araúcho 

I 


LA HISTORIA A TRAVES DE SUS PROTAGONISTAS — 

Vivir plenamente es poseer él fondo de las 
cosas. 

Invocar el Pasado es penetrar en la región sa- 
grada de las madres, conocer el proceso generador 
en su propia matriz. 

En la vida de los pueblos, sentir la Historia, es 
ponerse en contacto con lo más íntimo y esencial, 
establecer la fisonomía propia, por el relieve de los 
rasgos particulares, captar los caracteres y pecu- 
liaridades; en otros términos: sentir la Historia 
es como tocarse el alma. 

La Historia es determinismo y abolengo, prin- 
cipio y fin, norma suprema de sabiduría y expe- 


17 — 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


** Todo hecho llamado histórico, es en realidad, una 
“ idea triunfante o fracasada”, (i) 

Creo con el pensador de *^Los Héroes”, que la 
sociedad está fundada en el culto de los grandes 
hombres. Y que la Historia de un pueblo es’ la bio- 
grafía de sus hijos preclaros e ilustres. (2) 

Creo con Burckhardt que, es condición de los 
pueblos cultos proclamar su grandeza histórica a 
través de sus valores más altos; que las manifesta- 
ciones diversas de la vida colectiva son creadas, 
transformadas o simplemente interpretadas por los 
representantes destacados de esa palpitación ge- 
neral; y que a éstos incumbe una doble función: 
“captar y exponer el contenido interior y sustan- 
“ cial del tiempo y el medio,^^y trasmitirlo como un 
“ testimonio imperecedero a la posteridad” (2) 

La luz de la civilización ha ido sacando de las 
sombras y exhibe e impone en cuanto tienen de 
asimilables y éjemplarizadores, atributos y apti- 
tudes del hombre que, el concepto borroso imperan- 
te en la antigüedad, no tomaba en consideración ni 
apreciaba en todo su significado y grandeza. 

Ya no es sólo el valor material, el acto intré- 
pido, el impulso temerario, la victoria audaz y re- 
sonante, — al decir de nuestro gran Zorrilla de San 

(1) Enrique de Gandía. — Prólogo a las Memorias del Ge- 
neral Tomás de iriarte sobre la Independencia Ame- 

'TiPíiTia *Pó<y T.^TT 

(2) “Los Héroes” — Tomás Carliyle. Pág. 38. 

(3) Burckhardt — “Reflexiones sobre la Historia Univer- 
sal”. Pág. 248. 


20 — 



de don francisco araucho 


Martín— lo que impresiona y admira la sensibili- 
dad popular: “la raya hecha en tierra por Pizarro 
“ con la punta del puñal o la fabulosa humareda 
“ de las naves incendiadas por Cortés”. (^) 

Los progresos alcanzados por el espíritu hu- 
mano, han desplazado el absolutismo de la fuerza 
material, como determinante exclusivo del senti- 
miento de admiración y de homenaje. 

En el Mundo moderno — inspirado y dirigido 
por la luz del Cristianismo — los representantes del 
valor moral han ido desalojando del espíritu del 
pueblo los exponentes de la fuerza y la materia, di- 
vinizados por el culto pagano. 

La actual conflagración mundial nos ofrece 
una prueba elocuente de la exactitud de esta afir- 
mación: han sido y son unánimes el repudio y el 
anatema pronunciados — por los hombres libres y 
dignos de todo el orbe — contra los que han lanzado 
sobre la humanidad de nuestros días, las fuerzas 
regresivas de la agresión y la violencia, preten- 
diendo imponer la ley bárbara de la jungla y re- 
vivir los momentos más sombríos de la vida del 
Mundo. 

El Héroe civil — ^llamémosle así — el sabio, el 
poeta, el artista, el ^pensador, el filántropo, el pa- 
triota, en suma: todo él que contribuye con un 
aporte destacado y útil a labrar la felicidad y el 
bienestar colectivos — ley suprema del progreso y 

(4) Zorrilla de San Martín — Conferencias y Discursos — 
Tomo I, pág. 84. 


- 21 — 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


riencia, corriente vital, medular, en la cual los ex- 
tremos se tocan : el origen y el destino. 

Por eso. Historia supone siempre organización 
vertebral: vida superior. 

De ahí que los salvajes no tengan Historia, 
que los seres inferiores, en el orden de la natura- 
leza, carezcan de antecedente y vengan a la vida 
por simple y espontánea generación. 

De ahí que un pueblo sin Historia sea como un 
efecto sin causa ; una creación artificial ; un bastar- 
deamiento de la lógica; un cuerpo sin alma, mar- 
chando sin rumbo y al azar como hoja a impulso 
del viento. 

Decía Renán, desentrañando el sentido de esa 
continuidad en el tiempo y en el espacio que carac- 
teriza a una nación, que ésta es más que pertenecer 
al mismo grupo etnográfico o hablar una misma 
lengua: que fundamentalmente una nación es ha- 
ber realizado, las unidades que la integran, gran- 
des cosas en el Pasado y aspirar a ejecutarlas en el 
Porvenir. 

El alma del pueblo está en el Pasado. 

TJn pueblo, una nación, es la unidad obtenida 
por medio de la Historia y de la palpitación aní- 
mica y solidaria que ella crea, más fuerte, más 
poderosa, más permanente que el juego de los inte- 
reses materiales antagónicos y de los contrastes y 
oposiciones personales. 

La acción de los próceros y el curso de los 
acontecimientos dictan la Historia, pero, propia- 


18 — 



D E DO N FRANCISCO ARAUCHO 


mente, no la hacen. Esta se depura, se eslabona, se 
escribe, adquiere realidad y sensibilidad, se forja, 
en una palabra, en el alma de la multitud; se fija 
con caracteres definitivos en el fondo de la con- 
ciencia colectiva — para irradiar, después, al ex- 
terior, en forma de sentimiento patriótico y ser 
desdé' allí : numen, norma y guía. 

Por eso, el Patriotismo es onda que fluye de 
adentro hacia afuera, con un alto ideal de grande- 
za ; fuerza j^ue coordina e impulsa con un profundo 
sentido de eternidad. 

Por eso, Historia sin alma, sin vibración popu- 
lar es como una estéril nomenclatura de hechos sin 
coherencia, sin ligazón y sin sentido. 

Para hacer historia hay que separarse de la 
crónica, de la parte exterior, heroica y espectacular, 
—para ir a la comprensión de los hechos, a su esen- 
cia. a su alma y palpitar e identificarse con ella 
— a través de los que la gestaron en el acto heroico 
y doloroso del alumbramiento — como para inter- 
pretar una obra de arte hay que sentirla, convivien- 
do con el autor en el plano superior de la abstrac- 
ción, de la idea generadora y de la ejecución con- 
sagratoria. 

Porque la Historia es algo más que la relación 
cronológica de los sucesos: “es pensamiento; y su 
“ fin analizar las ideas que mueven a los hombres. 


— 19 — 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


** Todo hecho llamado histórico, es en realidad, una 
“idea triunfante o fracasada”, (i) 

Creo con el pensador de “Los Héroes”, que la 
sociedad está fundada en el culto de los grandes 
hombres. Y que la Historia de un pueblo es' la bio- 
grafía de sus hijos preclaros e ilustres. (2) 

Creo con Burckhardt que, es condición de los 
pueblos cultos proclamar su grandeza histórica a 
través de sus valores más altos ; que las manifesta- 
ciones diversas de la vida colectiva son creadas, 
transformadas o simplemente interpretadas por los 
representantes destacados de esa palpitación ge- 
neral; y que a éstos incumbe una doble función: 
“captar y exponer el contenido interior y sustan- 
“ eial del tiempo y el medio,^^y trasmitirlo como un 
“ testimonio imperecedero a la posteridad” (2) 

La luz de la civilización ha ido sacando de las 
sombras y exhibe e impone en cuanto tienen de 
asimilables y ejemplarizadores, atributos y apti- 
tudes del hombre que, el concepto borroso imperan- 
te en la antigüedad, no tomaba en consideración ni 
apreciaba en todo su significado y grandeza. 

Ya no es sólo el valor material, el acto intré- 
pido, el impulso temerario, la victoria audaz y re- 
sonante, — al decir de nuestro gran Zorrilla de San 

(1) Enrique de Gandía. — Prólogo a las Memorias del Ge- 
neral Tomás de Iriarte sobre la Independencia Ame- 
ricana. Pág. LXII. 

(2) “Los Héroes" — Tomás Carliyle. Pág. 38. 

(3) Burckhardt — “Reflexiones sobre la Historia Univer- 
sal”. Pág. 248. 


— 20 — 



de don francisco araucho 


Martín— lo que impresiona y admira la sensibili- 
dad popidar: “la raya hecha en tierra por Pizarro 
“ con la punta del puñal o la fabulosa humareda 
“ de las naves incendiadas por Cortés”. (^) 

Los progresos alcanzados por el espíritu hu- 
mano, han desplazado el absolutismo de la fuerza 
material, como determinante exclusivo del senti- 
miento de admiración y de homenaje. 

En el Mundo moderno — inspirado y dirigido 
por la luz del Cristianismo — los representantes del 
valor moral han ido desalojando del espíritu del 
pueblo los exponentes de la fuerza y la materia, di- 
vinizados por el culto pagano. 

La actual conflagración mundial nos ofrece 
una prueba elocuente de la exactitud de esta afir- 
mación: han sido y son unánimes el repudio y el 
anatema pronunciados — por los hombres libres y 
dignos de todo el orbe — contra los que han lanzado 
sobre la humanidad de nuestros días, las fuerzas 
regresivas de la agresión y la violencia, preten- 
diendo imponer la ley bárbara de la jungla y re- 
vivir los momentos más sombríos de la vida del 
Mundo. 

El Héroe civil — ^llamémosle así — el sabio, el 
poeta, el artista, el, pensador, el filántropo, el pa- 
triota, en suma: todo él que contribuye con un 
aporte destacado y útil a labrar la felicidad y el 
bienestar colectivos — ^ley suprema del progreso y 

(4) Zorrilla de San Martín — Conferencias y Discursos — 
Tomo I, pág. 84. 


- 21 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


de la vida — comparte hoy con el guerrero, con el 
hombre de acción arrojada y valerosa, la venera- 
ción y la reverencia que la multitud tributa a los 
grandes hombres. 

Después de las figuras deíl primer plano: de 
las glorias máximas civiles o guerreras : genio. Pa- 
triarca, profeta. Libertador, creador, —idealizadas 
por el sentir de las generaciones como reveladoras 
de una nueva luz o de una nueva verdad— el gran- 
de hombre, en definitiva, es todo aquél que toma 
altura y se destaca de la generalidad, todo aquel 
“cuya voluntad trasciende de lo individual para 
“ convertirse en voluntad colectiva, en benefactor 
“de la Nación, de la colectividad o de una 
“época’’. (5) 

Se ha ampliado el concepto de lo heroico : hay 
heroísmo en toda creación: en toda noble forja y 
en todo esfuerzo abnegado que signifique ser y 
darse a los demás — que traduzca superación y per- 
fectibilidad — que eleve al autor, por el sentido hu- 
mano de su obra, por encima del nivel corriente, 
que lo señale como contribuyente de excepcional tri- 
buto en el orden del mejoramiento y el progreso 
colectivos. 

Seguir el pensamiento en este orden de consi- 
deraciones nos llevaría demasiado lejos e imprimi- 
ría a esta labor una extensión excesiva en perjuicio 
del tema central de esta disertación: que es contri- 

(5) Burckhardt — Obra citada, pág. 280. 


— 22 — 



de don francisco araucho 


huir a trazar un esbozo histórico de la personalidad 
patricia de don Francisco Araúcho. 

Lo expuesto basta para dejar brevemente ex- 
presado mi concepto acerca de la Historia y del 
camino a seguir, para desentrañar la raíz del hecho 
heroico a través de la acción y de los caracteres de 
los protagonistas e inferir, por la extensión del re- 
cuerdo, cuál ha sido el grado de su influencia útil 
y de la gratitud y admiración que le deben los be- 
neficiarios, o sea: sus sucesores inmediatos o leja- 
nos en el tiempo. 

No vamos a plantear la discusión de si en nues- 
tro Pasado predominan las leyes del materialismo 
histórico o si por el contrario, el fué infuído prin- 
cipalmente por factores políticos, personales o do 
otra índole. Se ha dicho y con razón, que las fuer- 
zas que mueven el conglomerado humano son com- 
plejas y numerosas ; que no existe en la historia de 
un pueblo una levadura de naturaleza tan especial 
que excluya los otros fermentos, y que no es sólo el 
factor económico el determinante del hecho histó- 
rico; que son más bien: el espíritu de dominio, el 
pensamiento y el propósito de superación de unos 
hombres sobre otros —en todas las manifestaciones 
humanas : económicas, jpolíticas, militares, etc. — los 
que provocan la reacción y la lucha de estos últi- 
mos que pugnan por su libertad, por no ser ava- 
sallados. 

Sin desconocer las causas de carácter econó- 
mico que concurrieron acentuar rivalidades y di- 


— 23 — 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


ferencias entre Montevideo y Buenos Aires, la lu- 
cha conierciail — que se ha llamado “de los dos 
Puertos”, — el espíritu centralista y avasallador 
imperante en la Capital del Virreynato en pugna 
constante con el espíritu independiente y altivo de 
los de_ esta Banda — celosos de sus fueros e ihtere- 
ses — es indudable, a mi juicio, — desde el punto de 
vista en que me he colocado para enfocar el medio 
y el personaje — que es la palpitación anímica, que 
es la fijación en la conciencia: primero a través del 
actor, agente o intérprete, después, a través de la 
multitud ; — que son, en suma, los elementos de ca- 
rácter moral, de supervivencia espiritual infinita, 
— ^los que ponen significado y ligazón a las cosas ma- 
teriales y a los elementos de la Historia, imprimen 
valor a la experiencia trasmitida, interpretan los 
signos de los seres y los sucesos que fueron, y or- 
denan, en fin, los hechos que constituyen nuestro 
universo conocido. 



EL MEDIO 


SEMBLANZA DEL PATRICIO 

SUS PRIMEROS SERVICIOS A LA PATRIA 


El estudio de la personalidad de don Francis- 
co Araúclio — por la intensa actuación que le cupo 
en ellos — es inseparable de los sucesos comprendi- 
dos en el período de nuestra independencia y de 
nuestra formación institucional. 

Muy pocos hombres, pueden darnos, como esta 
figura patricia —tan pura como modesta— tan 
bondadosa e ilustrada como sostenidamente enér- 
gica y heróica, un conjunto tan apreciable de ele- 
mentos de juicio que nos permita adquirir un co- 
nocimiento tan completo de aquél período básico 
de nuestra condición de pueblo libre, y reconstruir, 
con tanta fidelidad, el ambiente de Montevideo du- 
rante los últimos años de la Colonia y los primeros 
tiempos de la Revolución Emancipadora, así como 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


de nuestros pasos vacilantes en el noviciado repu- 
blicano. 

Y digo Montevideo, porque es ella, la aldea que 
despierta del letargo de la larga siesta colonial, la 
que imprime carácter a todo el territorio. Porque, 
como sede de la Gobernación, asiento de sus auto- 
ridades y centro urbano principal, proyecta su in- 
fluencia sobre la campaña de vida primitiva y nó- 
made. Es como nuestra “Ciudad acústica” que lle- 
va la resonancia de su latido a todos los ámbitos del 
territorio de que es Gobierno, cabeza y corazón. 

Es el puerto que establece contacto con el res- 
to del Mundo — a pesar del aislamiento y de la in- 
comunicación en que, el régimen español quiere 
mantener a sus colonias. Es el filtro por donde pe- 
netran la corriente de las nuevas ideas y el cono- 
cimiento de los sucesos ocurridos en Europa, que 
tanto impresionan el espíritu criollo dándole con- 
ciencia de que ha sonado la hora de convertir en 
realidad el ideal de libertad, largamente acariciado. 

Como la Ciudad antigua de Fustel de Coulan- 
ges — como Poma y Grecia que irradian a los cua- 
tro puntos del espacio sus costumbres y prácticas, 
sus magistraturas e instituciones y crean y difim- 
den la civilización de occidente— así nuestro peque- 
ño Montevideo de comienzos del siglo pasado — a 
pesar de su contraste con el medio rural, de la dis- 
plicencia y arrogancia con que juzgan a éste algu- 
nos de sus elementos ilustrados — Montevideo, de- 
cía, es el centro de la palpitación del alma nativa. 


— 26 — 



de don francisco araucho 


el foco de las ideas que se esparcen en todas direc- 
ciones sobre la vastedad de nuestros campos y creai ■ 
la fuerza que ha de emanciparnos de una patria-po- 
tedad — tan severa y rígida como negadora de los 
derechos naturales inlierentes a la mayoría de edad 
y a la capacidad plena. 

Montevideo es el cerebro, el nervio motor y el 
alma de la Provincia. En él se educó nuestro Arti- 
gas y adquirió los conocimientos que despertaron su 
espíritu a la luz de la revelación y la verdad; que 
inspiraron el pensamiento político que habría de 
inmortalizarlo como figura continental. 


Por sus hechos y acciones personales, por la 
observación objetiva recogida directaniente en la 
realidad palpitante de los sucesos, por su labor 
múltiple y extensa a lo largo de más de medio siglo, 
Araúcho es como un documento vivo, que ofrece — 
como pocas figuras de nuestra historia, decía — 
un testimonio de alto valor y singular jerarquía pa- 
ra penetrar en el vasto escenario de la gesta y ex- 
traer de él fundamentos, causas, aspectos y carac- 
teres de la magna epopeya libertadora y los rasgos 
salientes de algunos de sus principales actores. 

Pero, antes de seguir adelante, séame permiti- 
do hacer una aclaración. 

La extensión de las consideraciones preceden- 
tes — determinada por la preocupación constante 


— 27 — 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


de mi espíritu — de dar siempre, en lo posible, el 
fundamento y la razón de ser de las cosas — quizá 
haya hecho concebir benévolamente la esperanza 
a algunos de mis distinguidos oyentes — de que 
esta exposición va a adquirir proporciones y mé- 
ritos, que desgraciadamente para mí, no tiene ni va 
a alcanzar. 

Yo no he venido a decir nada nuevo, ni siquiera 
cosas viejas y sabidas, pero, presentadas y orna- 
mentadas con forma bella a manera de nuevo v 
reluciente ropaje No voy a trazar un cuadro 
completo de la época ni el perfil definitivo del 
actor que en él se mueve y atrae en estos instantes 
nuestra atención. 

Mi propósito es mucho más modesto: simple- 
mente recordar una de las figuras civiles más 
limpias de la Historia Nacional y exponer desde 
esta alta y prestigiosa tribuna — algunos rasgos, 
quizá poco conocidos — tomados de documentos 
relativos a la actuación piiblica del patricio — y 
antes de la entrega de ellos, por parte de sus 
descendientes, al Archivo Histórico. 


Hidalgo —por origen y por conformación 
espiritual— exponente auténtico de la época e 
hijo legítimo del medio — ^hizo honor al solar 
nativo — ^vivió consustanciado con sus problemas 
e inquietudes. 


— 28 - 



DE DON FRANCISCO ARAUCHO 


Dos rasgos salientes predominan desde muy 
joven en Araucho e imprimen carácter a su perso- 
nalidad — permaneciendo invariables en él, a lo 
largo de los años, y a pesar de su vida azarosa y 
llena de vicisitudes ; — su patriotismo y su espíritu 
fino, culto y bondadoso. En los recuerdos de fami- 
lia y por la versión que se ha venido trasmitiendo 
entre sus descendientes, su silueta moral ofrece 
perfiles de sumo interés y nada comunes en nuestro 
medio de civilización rudimentaria, en aquella 
época de lucha violenta y áspera. Enérgico, decidido 
y valeroso, se destaca, empero, por la ecuanimidad 
de su carácter, la suavidad de sus maneras, la 
pulcritud y delicadeza de sus sentimientos y de 
sus actitudes, su sentido del orden y la prolijidad 
— aún en los detalles — ; su temperamento concilia- 
dor, comprensivo y tolerante — especialmente para 
con los humildes y subordinados. 

A este respecto muchos son los gestos suyos 
que se recuerdan y están documentados. Abundan 
en su actuación personal y política — actos y deci- 
siones que acusan una gran sensibilidad moral, un 
alto sentido del deber y de la dignidad como hom- 
bre y ciudadano, como magistrado y funcionario. 

Decretada la liberación de los esclavos — ^nin- 
guno de los que estaban a su servicio, hizo uso de 
su libertad. — Prefirieron continuar a su lado 
— ^por el cariño que le profesaban. — 

El trato afable que les daba, su afán noble y 
hiunano por elevarlos y dignificarlos le valió la 


— 29 - 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


designación de Presidente Honorario del Instituto 
de África, entidad cuyo Comité Central funcionaba 
en París bajo la dirección del Duque de Valentinois 
y de los príncipes Roban de Rocbefort y Don- 
deauville con la plausible finalidad de lograr la 
abolición de la trata de negros africanos. (6) 

No se produjo suceso —en el orden político, 
cultural, social, militar — vinculado al interés de 
la nacionalidad naciente — que no haya contado 
con su acción decidida, con su esfuerzo abnegado. — 
En aquel despertar de la Patria — ^brumoso e 
incierto, a veces, por la suerte adversa de las armas, 
la defección de unos, la fatiga y la decepción de 
otros o por la falta de medios para imponer el ideal 
de Libertad — Araucho no sintió jamás el desfalle- 
cimiento. En la buena v en la mala fortuna se 

•/ 

mantuvo firme y erguido: sin claudicaciones ni 
renunciamientos. 

Hombre ilustrado —con el mayor bagaje de 
conocimientos que podía adquirirse, en el correr 
lento de los días en la aldea colonial — empuña las 
armas, aún adolescente y es oficial de las primeras 
milicias nativas; patriota fervoroso y poeta, puso 
desde el primer momento su esfuerzo heroico, su 
inspiración y su estro lírico al servicio del ideal de 
la Patria libre que inflamó su alma desde niño y 
llenó su vida hasta la muerte; ciudadano, magis- 
trado, funcionario, legislador, profesional y político 

(6) Nota en el Archivo de Araucho. 


— 30 — 



de don francisco araucho 


de probidad ejemplar^ de intención clara y de 
honradez ^crisolada — a pesar de sus ideas y con- 
vicciones definidas, puso siempre el interés nacional 
por encima de las luchas partidarias. Por la 
bondad y nobleza de su espíritu, por la inspiración 
superior e impersonal de sus actos, vivió dándose 
con un desinterés y un altruismo que, muchas veces, 
le crearon situaciones y dificultades de verdadera 
angustia — en las que llegó a carecer hasta de lo 
indispensable para el sustento diario. — 

De ahí qiie, no obstante haber actuado en el 
período de la fundación de nuestros partidos tra- 
dicionales, de haber sido actor en ellos y en medio 
de las luchas y pasiones bravias contendoras — se 
le haya respetado y considerado por amigos y 
adversarios — y haya salido ileso, libre de negacio- 
nes y salpicaduras. 

No es nuestro ánimo establecer paralelos. 

Pero, es evidente, que, fuera de Joaquín Suárez 
y alguna otra, no existen en la Historia Nacional, 
en aquél período de prueba de nuestro nacimiento 
y nuestra formación institucional, figuras como 
ésta que estamos tratando que inspiren y merezcan 
un juicio favorable tan unánime por su patriotismo 
y su austeridad de pureza inmaculada, la firmeza 
de sus convicciones, su desinterés y honradez y 
los sentimientos bondadosos de su espíritu — pleno 
de comprensión e indulgencia.— 


31 - 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


Nació Araucho en Montevideo, el 9 de setiem- 
bre de 1794, siendo sus padres el licenciado en 
Derecho don Pascual de Araucho y doña Kamona 
Correa. Fue bautizado en la Iglesia Matriz, al día 
siguiente por el Teniente Cura don Pedro de Pago- 
la. Don Pascual de Araúcho, su padre, se estableció 
en Montevideo, en el iiltimo tercio del siglo XVIII. 
Natural de Valencia, contrajo matrimonio en 
Montevideo, con Ramona Correa, oriunda de Mal- 
donado. De esa unión nacieron varios hijos; entre 
ellos Francisco en 1794, como hemos dicho, y 
Manuel el 14 de febrero de 1803. Éste fué enviado 
a cursar estudios militares a Buenos Aires, 
ingresando, como cadete al primer batallón del 
Regimiento de Artillería. Tuvo una actuación 
lucida en las luchas por la Independencia, primero, 
en los Ejércitos Argentinos, incorporándose des- 
pués de la Cruzada de los 33, a las fuerzas orienta- 
les. En éstas fué jefe de varias unidades e inter- 
vino en acciones y comisiones importantes. En 
la batalla de Ituzaingó, le cupo una actuación 
destacada. Fué poeta prestigioso en su época 
habiendo dado a la imprenta en 1835 — dedicado 
al Presidente Oribe — con el nombre: “Un paso 
en el Pindó”, el primer libro de versos publicado 
en el País. 


Francisco de Asís Gregorio Araucho — co- 
menzó muy niño sus estudios en el Convento de 


— 32 — 



de don francisco araücho 


San Bernardino — a cargo de los padres Francis- 
canos, donde se educaban los jóvenes de la in 'jor 
sociedad Montevideana de la época. Era el único 
centro de cultura intelectual existente en la Ciudad. 
Los estudios que allí se cursaban — gramática, 
aritmética, física, filosofía, retórica, latín— debían 
ser completados por los estudiantes que aspiraban 
a adquirir conocimientos superiores: en el Colegio 
San Carlos de Buenos Aires o en las Universidades 
de Córdoba y Charcas — donde estudiaron Paso, 
Moreno, Monteagudo, Zudáñez, Ellauri, Lucas 
Obes y otros próceros de acción destacada — en los 
acontecimientos que culminan con la independencia 
de las Repúblicas del Plata. 

Los ideales de libertad, igualdad y fraternidad 
— que inspiran la obra de los enciclopedistas y la 
Constitución Norteamericana — y que, a los sones 
de la Marsellesa inmortal, concretados en la Decla- 
ración de los Derechos del Hombre, la Revolución 
Francesa, — como siembra de luz en las concien- 
cias — humaniza e irradia a los cuatro vientos del 
espacio — no podían dejar de actuar en nuestro 
pequeño medio, a pesar de las prohibiciones, res- 
tricciones y medidas adoptadas por las autoridades 
españolas— para impedir su propagación. 

Es que las ideas no se matan ni se detienen. 
Decía Hugo que. si se les persigue, cambian de 
forma —pero sobreviven. — Los pueblos encuentran 
siempre — el medio de burlar las fuerzas que pre- 
tenden avasallarlos. — La opresión de los espíritus 


— 33 — 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


no conduce más que a esfuerzos imitiles. El 
pensamiento, como los atributos morales del hom- 
bre, como los valores imponderables, escapa a la 
acción que intenta ahogarlo. La idea, como la luz, 
se refugia de una en otra forma. Si se le apaga, si 
se le sume en las tinieblas se vuelve voz. Si se le 
pone mordaza a la boca que grita su anatema, se 
cambia en luz. Y a la luz no se le puede amordazar. 
Y sobre la palabra — que es idea vibrante en el 
espacio — no puede hacerse el silencio ni puede 
hacerse la noche . . . 

Y esas ideas de libertad — fueron verbo infla- 
mado en la cátedra de los Padres Franciscanos — lo 
que debía de provocar su expulsión de Montevideo, 
por Elío y — encendieron el alma de los jóvenes 
discípulos criollos. 

Según historiadores de la jerarquía de don 
Isidoro De María y don Luis Carve — “Araucho 
“ fue uno de los tantos jóvenes que corrieron 
“ presurosos a incorporarse a las filas patriotas 
“ que acaudillaba Artigas — quién, impresionado 
por sus condiciones de inteligencia e ilustración, 
“ así como por su juicio reposado, a pesar de sus 
‘ ‘ pocos años, lo hizo hombre de su confianza y su 
secretario interino”. 

“Después fué destinado, al asedio de la Plaza 
“de Montevideo, para asistir con su consejo y en 
“ calidad de secretario a los Jefes encargados del 


— 34 — 



DE DON FRANCISCO ARAUCHO 


“ comando inmediato de las fuerzas orien- 
“ tales.” (7) 

Estos juicios han sido compartidos por estudio- 
sos de nuestro Pasado — y coinciden, por otra parte, 
con la versión que se ha venido trasmitiendo por 
los descendientes de Araucho de generación en 
generación: que sus servicios a la Patria datan de 
los comienzos de la Revolución emancipadora. 

Sin embargo, se ha puesto en duda por un 
distinguido escritor compatriota y amigo don Luis 
E. Azaróla Gil — la actuación de Araucho en los 
primeros momentos de la Revolución Oriental. (8) 
Habrían sido obstáculos para ello, según esa 
opinión, su corta edad (en el año 1811 no había 
cumplido los 17 años) y el fervor realista de su 
padre don Pascual de Araucho —Regidor, Juez 
de Menores y funcionario importante del Cabildo 
y de la Gobernación en distintas oportunidades. 

A mi juicio esos argumentos son de escaso 
valor. 

A los 14 o 15 años, todos los jóvenes de enton- 
ces, empuñaron las armas : sirviendo unos en 
defensa de la Plaza y otros en el campo sitiador. 

Tampoco convence el otro argumento sacado 
de la ideología del padre, el que efectivamente 
aparece contribuyendo en 1813, a una colecta orga- 

(7) 'Revista Histórica de la Universidad. Luis Carve. Abril 
de 1908, pág. 369 — Rasgos Biográficos de Hombres No- 
tables de la República O. del Uruguay, por Isidoro De 
María. Tomo II, pág. 100. 

(8) Apellidos de la Patria Vieja. Luis Enrique Azaróla Gil, 
Páig. 101. 


- 35 — 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


nizada por los Ministros de la Real Hacienda 
Jacinto Acuña de Figueroa, padre del poeta y 
Pedro Sarrasqueta y Olave para adquirir recursos 
con que atender las necesidades de la Plaza sitiada. 

Esto ocurría en casi todas las familias y en 
todas las regiones de América: era inevitable la 
discrepancia entre el Jefe de la familia, dé origen 
peninsular y que permanecía fiel a su Patria, y el 
hijo, nacido en América, y que luchaba por la in- 
dependencia del suelo nativo, haciendo efectivos 
los principios de libertad que se difundían por el 
Mundo. 

Invoca, también. Azaróla, en apoyo de su 
opinión, un certificado expedido por los Padres 
Franciscanos, con fecha 14 de julio de 1813, ha- 
ciendo constar los estudios que, bajo su dirección, 
Araucho cursó en el Colegio de San Bernardino. (9) 

Sostiene que, en la fecha de expedición de ese 
testimonio, Araucho se encontraba aún en el Cole- 
gio y nó, por lo tanto, con las fuerzas patriotas 
fuera de la Plaza de Montevideo como lo afirman 
Carve y De María. 

Pero el documento dice: que Araucho “hizo 
“ con brillantez, durante tres años, sus estudios 
“en el Colegio; que defendió en acto público una 
“tesis filosófica ante una audiencia completa y 
“ que rindió con aprobación los exámenes pres- 
“ criptos por la autoridad.’’ 

De él no se desprende que el 14 de julio de 

(9) Archivo de Araucho. 


— 36 — 



de don francisco araucho 


1813 se encontrase todavía en el Colegio. Lo que 
prueba es, que el certificado se eacpidió y firmó, en 
esa fecha, como “testimonio de los estudios que allí 
cursó con aprobación”. No tiene otro alcance ni 
otra fuerza probatoria. 

Por lo demás, esto es lo que ocurre general- 
mente con los títulos, diplomas y certificaciones 
relativos a estudios seguidos en Colegios o Univer- 
sidades : su fecha es posterior a ellos. Y lógicamente 
tiene que ser así: salvo casos de excepción el docu- 
mento se refiere siempre a hechos ya producidos. 

Es cierto que los historiadores nombrados 
— De María y Carve— no precisaron, con palabras 
sacramentales, el momento en que comienza la 
actuación patriótica de Araucho. Pero De María 
señala que fué uno de los jóvenes que corrieron 
presurosos a rodear a Artigas: se sobrentiende: 
desde los primeros momentos. De no haber 
sido así, no habría existido tal apresuramimto en 
acudir al llamado del J efe de la montonera gloriosa 
de la Patria. 

Después, —agrega De María: — fué desti- 
nado Araucho al asedio de la Plaza de Montevideo”. 
¿Después de qué? 

Indudablemente, después de los primeros mo- 
mentos de la insurrección, de haber corrido 
presuroso a rodear a Artigas, de haberse estable- 
cido el cerco de la Plaza. 

Y sabido es que éste comenzó a los pocos días 
de la Victoria de Las Piedras. 


— 37 — 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


Esta interpretación — ^la de que sirvió a la 
Revolución Oriental, desde sus comienzos — es la 
que corresponde dar lógicamente a la información 
contenida en el libro ‘"Hombres notables’^ — del 
ilustre cronista del Montevideo antiguo.— Y tam- 
bién, a las afirmaciones de Carve, al trazar la 
semblanza y los datos biográficos de Araucbo en 
la Revista Histórica de la Universidad. 

El testimonio de De María, sobre todo, es de 
un valor inapreciable y de una autoridad indiscuti- 
ble, por cuanto, aunque nacido veinte años más 
tarde, actuó con .4raucho en todos los sucesos que 
se produjeron en Montevideo y en la República 
durante más de treinta años y lo conoció y trató 
asiduamente, así como a muchos de sus contempo- 
ráneos y compañeros en aquellas jornadas patrió- 
ticas, recibiendo de ellos información directa y 
personal. 

Pero, en lo que nos es personal y en honor a 
la verdad debemos declarar que entre los docu- 
mentos de Araucho, no hemos encontrado ninguna 
referencia a sus servicios, anteriores al año 1815. 


— 38 



EL POETA 


Como su hermano Manuel — aunque con me- 
nos éxito — Francisco Araucho cultivó la poesía 
— siendo en el orden del tiempo uno de los prime- 
ros poetas nacionales. 

Dos odas y .ios himnos o canciones hímnicas 
se han recogido en el “Parnaso Oriental o Guir- 
nalda Poética de la República Uruguaya” — como 
se denomina la colección de composiciones publi- 
cada en 1835 por Luciano Lira. 

“La Oda, himno o cántico de los antiguos 
— “ abarca todos los asuntos que pueden dar 
“ origen al deleite estético, desde el asunto más 
“sublime hasta el más íntimo y familiar.” (10). 
Caben en ella todos los sentimientos y emociones 
— desde los determinados por el culto de la natura- 


(10) Roxlo — Historia Critica de la Literatura Uruguaya. 
Pág. 77. 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


leza y el amor hasta los inspirados por la admira- 
ción que provocan los hechos de la Historia y de los 
Héroes. 

Píndaro es el modelo clásico de la oda heroica, 
de donde lo toman los poetas castellanos — Quinta- 
na, Cienfuegos, Herrera, Meléndez— que la imitan 
y trasmiten a nuestros primeros versificadores de 
comienzos del siglo pasado, — de la escuela clásica 
o sendo clásica, que entre nosotros se llamó culta, 
por oposición a la poesía gauchesca o payadoresca, 
que nace con Bartolomé Hidalgo y Ensebio 
Valdenegro— en la soledad del ambiente cam- 
pesino o en los altos de la montonera reunida 
en torno al fogón para oir, al son de la 
guitarra, la voz de la Patria naciente que pide 
libertad y forja gloria. Por eso, hablando de esta 
poesía popular de las Patrias del Sud pudo decir 
con acierto Juan María Gutiérrez: “que la Revo- 
lución política que convirtió los virreynatos en 
Repúblicas puso cuerdas de bronce en la Lira 
Americana. ’ ’ 

Las odas o himnos de Francisco Araucho per- 
tenecen a esa poesía culta a que me he referido, 
que tiene su exponente de mayor relieve en Fran- 
cisco Acima de Figueroa y llena el ambiente lite- 
rario de la Ciudad hasta el advenimiento de la 
escuela romántica en 1840. 

“A la Libertad de la Patria”, “Al heroico 
empeño del pueblo Oriental”, “A la apertura 
de la Biblioteca Pública de Montevideo”, y 


— 40 — 



de don francisco araucho 


“Al Sol de Mayo” — cantada esta ultima por 
los niños de la Escuela de la Patria, que dirigía 
Fray José Benito Lamas, el 25 de mayo de 1816, 
en la Plaza Matriz, —en conmemoración del sexto 
aniversario del Cabildo Abierto de Buenos Aires: 
— tales las poesías de Araucho que han llegado 
hasta nosotros. (11) 

El Himno a la Biblioteca fue cantado, tam- 
bién, por iniciativa de su Director Sr. Arturo 
Scárone, el 25 de mayo de 1916 — al cumplirse el 
centenario de su fundación, por los Boy Scouts — 
que respondían a la dirección del Profesor Ale- 
jandro Lamas. 

Como se desprende de sus denominaciones 
— el asunto tratado en esas poesías — es de carácter 
patriótico, de exaltación del sentimiento de la na- 
cionalidad en su jucha por la conquista de su vida 
soberana, — de su independencia política. 

Las normas y los cánones seguidos son los 
clásicos o sendo clásicos, tomados de lo que se ha 
llamado “el falso Pindarismo Español”. (12) 

Los méritos literarios de esas composiciones 
son escasos y abundan en ellas las incorrecciones 
poéticas. 

El patriotismo que las inspira es muy superior 
a sus valores artísticos 

Pero, como muy bien lo dice Roxlo en su His- 

(11) “El Parnaso Oriental”. Edición 1927. Instituto Histórico 
del Uruguay. Págs. 10, 25, 38 y 44. 

(12) Alberto Zum Pelde. Proceso Intelectual del Uruguay. 
Pág. 90. 


— 41 - 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


toria Crítica de la Literatura Uruguaya”, “sería 
“injusto pedirles todos los cuidadosos retoques 
“ que requiere la forma perfecta a unos ingenios 
“ que, además de luchar con la falta de estímulo 
“ con que el arte tropieza en los lustros genésicos 
“ de las Patrias, iban internándose heroicamente en 
“las tierras de promisión del porvenir, llevando 
“ en una mano la lira de sus cantos y en la otra la 
“espada libertadora, siendo natural que la lluvia 
“ y el viento, que tostaban las frentes y descolorían 
“las banderas, desacordasen las rústicas arpas 
“ de nuestros gallardísimos trovadores.” 

“No hicieron poco perpetuando las hazañas 
“de nuestros padres y poniendo el invicto laurel 
“ de sus estrofas sobre el sepulcro de las muche- 
“ dumbres sacrificadas por la conquista de nuestra 
“independencia. E'Uos sabían que su poético sa- 
“ cerdocio debía concretarse a estimular la gene- 
“ rosa pasión del patriotismo, santificando todos 
“ los martirios y todas las glorias de la montonera 
“ indomable y señuda.” (13) 


(13) Roxlo. Obra citada. Pág. 79. 


— 42 — 



IV 


DURANTE LA INVASION PORTUGUESA 


Después de este ligero examen de la producción 
lírica de Araucho. volvamos a seguirlo a través de 
su acción guerrera y patriótica, tomemos de nuevo 
contacto con él en el Sitio de Montevideo, donde 
— según la opinión de De María y Carve — actúa 
como Secretario y consejero de los Jefes de la línea 
sitiadora. 

Producida la capitulación de Vigodet y la 
entrada de las tropas de Alvear a Montevideo, en 
Junio de 1814, Araucho es designado — algún 
tiempo después. Oficial Primero del Excelentísimo 
Cabildo Gobernador, desempeñando sus funciones 
junto al Archivero General de la Provincia don 
Pedro María de Taveiro— de quien es subordinado 
inmediato. 

Y al evacuar las tropas porteñas la Banda 
Oriental, después de la derrota infligida por Rivera 


— 43 — 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


a Borrego en Guayabos —y asumir Fernando 
Otorgués, delegado de Artigas, la Gobernación de 
Montevideo — Araucbo pasa a asistirlo durante 
un tiempo en calidad de secretario. 

La gobernación de Otorgués fué muy breve, 
como se sabe. Apenas duró unos meses. 

Por los desórdenes y excesos a que se entre- 
gaban el propio Otrogués y su soldadesca — espe- 
cialmente sus Capitanes — famosos por sus fecho- 
rías — Gay, Blasito y Encarnación — abandona 
Araucbo la secretaría del Gobernador. 

No pudiendo evitar los desmanes y crueldades 
de que hacían víctimas especialmente a los “godos”, 
como se llamaba a los españoles que habitaban la 
Ciudad, se reintegra a su cargo de Oficial l.o del 
Cabildo. 

En este cargo lo encuentra Rivera en julio de 
1815 cuando llega a Montevideo, enviado por Ar- 
tigas para imponer orden en la Ciudad y tranqui- 
lizar a la población. 


En la noche del 2 al 3 de setiembre de 1816, se 
produjo en Montevideo un movimiento que se llamó 
Revolución de los Cívicos y se tradujo en la depo- 
sición y el arresto momentáneos del Gobernador 
don Miguel Barreiro — Delegado del Jefe de los 
Orientales; del ciudadano Santiago Sierra, De- 
fensor de Pobres; del Comandante de Artillería 


— 44 — 



de don francisco araucho 


Bonifacio Ramos ; del Secretario General del 
Cabildo, Pedro María de Taveiro y otras personas. 

Ante la inminencia de la invasión portuguesa, 
Artigas había trazado su plan de campaña y tras- 
mitido instrucciones a Barreiro. Éste reasumió en 
su per^sona las facultades del Gobierno, asociando 
a él al Regidor J oaquín Suárez —y adoptó algunas 
medidas defensivas de la Plaza — entre ellas: la 
salida a campaña del Batallón de los Cívicos y la 
confiscación de mercaderías y comisiones relativas 
al comercio portugués. 

Según Eduardo Acevedo esas fueron princi- 
palmente las causas determinantes del Motín —del 
que no habría que descartar, por otra parte — el 
propósito de algunos de los conspiradores de subor- 
dinar Montevideo al Gobierno de Buenos Aires 
“e impedir por este medio que las tropas portu- 
“ guesas penetrasen en la campaña Oriental”. (14) 

Reunido extraordinariamente el Cabñdo bajo 
la presidencia del Alcalde de l.er Voto don Juan 
José Durán y con la asistencia del Regidor Joaquín 
Suárez y los miembros Juan Francisco Giró, Lo- 
renzo J. Pérez, Gerónimo Pío Bianqui y otros 
— cupo a Araucho, en su calidad de Secretario 
Interino, redactar el Bando convocando al pueblo 
para que “concurriese a la Casa Consistorial a 
“ expresar su voluntad acerca de los sucesos acaeci- 
“ dos — j observase, entretanto, el sosiego, la mo- 

(14) Eduardo Acevedo. Obras Históricas. José Artigas. Su 
Obra Cívica. Alegato Histórico. Pág. 783. 


- 45 - 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


deración y la tranquilidad que aconsejan las cir- 
“ cunstancias e indican las huellas del honor 

Los habitantes de Montevideo, respondieron 
en gran número al llamado del Bando y dieron un 
voto de confianza al Cabildo ‘‘para que usase del 
“ carácter y la representación que le han conferido 
‘ ‘ los pueblos y reasumiese el Gobierno pofítico y 
“militar de la Provincia”. (15) 

Dos días después, el Cabildo ratificó su deci- 
sión anteriormente adoptada, “de simplificar y 
“unificar el Gobierno, con facultades extraordi- 
“ narias, en atención a las circunstancias, en el 
“ Delegado Barreiro y el Regidor Suárez”. En 
esta forma quedó normalizada la situación y 
continuaron los preparativos para la resistencia a 
oponer al invasor. 


Al aproximarse las tropas portuguesas a 
Montevideo, hubo necesidad de poner a salvo alguna 
documentación. Artigas ordenó que, Taveiro el 
Archivero General, trasladase a Paraná, bajo su 
cuidado y responsabilidad, los instrumentos más 
importantes del Cabildo y Gobernación. Y que 
Araucho, saliese a campaña, en calidad de secretario 
del Delegado don Miguel Barreiro. Era necesario, 
dice Taveiro “en aquellas críticas y muy delicadas 

(15) Francisco Bauza. Historia de la Dominación Española 
en el Uruguay. Tomo 39 y Documentos de prueba. Págs. 
442 y 443. Eduardo Acevedo. Obra citada. Pág. 784. 


— 46 — 



de don francisco araucho 


“ circunstancias, la elección de una persona de 
“ saber — como Araucho— que, con tino prudente, 
“justo, recto y firme se expidiese al lado de nues- 
“ tro Gobierno que salía a la campaña.” Y con- 
“ tinúa Taveiro: “ Araucho aceptó el cargo a que 
“se le destinó con una espontaneidad nacida a 
“todas luces de un corazón inundado del amor 
“ más puro y sincero de su patria, sin trepidar en 
“ la§ penurias, ni en los escasísimos auxilios que 
“se le suministraron para marchar.” (Una onza, 
según Ue María). (16) 

A propósito de este episodio dice el propio 
Araucho: “se hallaba el suscrito de Oficial l.o de 
“la secretaría del Exmo. Cabildo. Gobierno e In- 
“ tendencia en el año 1816, cuando la invasión de 
“las Armas Portuguesas, en el territorio Oriental 
“de nuestro Estado; siendo necesario desamparar 
“la Capital, al aproximarse aquellas y en cumpli- 
“ miento de órdenes preventivas de S. E. el Capitán 
“General don José Artigas, marchó el exponente 
“ a la campaña, en calidad de secretario del señor 

“ Delegado de aquél don Miguel Barreiro, con la 
“ guarnición de la Capital, el 18 de enero de 1817, 
“ continuando en este servicio al lado de los demás 
“ Jefes, que se sucedieron en el mando del ejército, 
“ hasta fines del año 1820 en que concluyó aquella 
“ penosa campaña, en que los Orientales, desarma- 
“ dos de todo recurso, y sin auxilio extraño, más 

(16) Archivo de Araucho. — De María. Obra citada. 


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LA PERSONALIDAD PATRICIA 


antes contrariados por sus veciuos, disputarau 
“palmo a palmo la tierra de su Patria contra el 
‘ ‘ poder de Portugal ” ( 17 ) 

Existen en esta transcripción de Araucho, que 
acabamos de hacer, algunos conceptos, que convie- 
ne, a mi juicio, destacar : el primero, es el que se 
refiere a la invasión portuguesa sobre el territorio 
oriental de nuestro Estado. Nuestro Estado para 
él —como para todos los hombres de aquella época — 
era algo más que la parte invadida, — o sea la 
Banda Oriental. — Comprendía las Provincias del 
Pío de la Plata — unidas, pero, autónomas dentro 
de la Federación concebida por Artigas. — El se- 
gundo concepto, es el que se refiere a la lucha que 
sostenían los Orientales contra los Portugueses, 
sin auxilio extraño, más antes contrariados por sus 
vecinos. Evidentemente, se refiere aquí a los Por- 
teños, al Directorio de Buenos Aires, enemigos de 
Artigas y del régimen Federal por él preconizado 
y que fueron los que provocaron la invasión 
lusitana contra el gran caudillo Oriental y su con- 
cepción luminosa, inmortalizada en las Instruccio- 
nes del año XIII. 

Y finalmente, el último concepto a aclarar, en 
el documento que comentamos es su referencia a 
los Jefes que se sucedieron en el mando del Ejército 
hasta fines de 1820. 

El ejército Oriental no tuvo durante toda 
(17) Archivo de Araucho. 


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de don francisco araucho 


esa campaña, más que un Jefe Supremo: Artigas. 
Al hablar Araucho de los Jefes que se sucedieron 
— y a los cuales él asiste como secretario— se refie- 
re a los Jefes divisionarios, a los del Ejército lla- 
mado primero del Centro y más tarde de la 
Derecha — que se formó con la guarnición de 
Montevideo al mando de Barreiro, a la cual se in- 
corporaron por orden de Artigas, las divisiones 
de Rivera y García de Zimiga. 

Mientras Artigas opera en el Norte — el nuevo 
ejército lo hace en el Sur, hostilizando a los Por- 
tugueses que ocupar Montevideo — a cuya Plaza 
pone sitio. 

Es, en esta oportunidad y frente a los conti- 
nuos ataques de los patriotas — y para evitar sus 
ofensivas por sorpresa, que Lecor manda cons- 
truir la célebre “Zanja Reyuna” — que se extiende 
desde Santa Lucia hasta el Buceo con fortines a 
poca distancia unos de otros en todo su recorrido. 

En esa sangrienta lucha, en que los Orientales 
se cubren de gloria defendiendo con sin igual 
tenacidad el suelo nativo — abnegada y heroica es 
la actuación de Araucho. 

Dice a su respecto Fructuoso Rivera: “En los 
“ años 1817 y 1818, al llevar la guerra sobre la 
“ frontera Portuguesa, me acompañó el benemé- 
“ rito ciudadano don Francisco Araucho, con la 
“ investidura de secretario con la mayor constancia 
“ en cuantas penalidades y privaciones fué nece- 
“ sario vencer para llenar los objetos de aquella 

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LA PERSONALIDAD PATRICIA 


“ campaña iluminándome con su consejo en todas 
“ ocasiones y al que fueron debidos los aciertos de 
“ aquella empresa sin tener una sola vez que arre- 
“ pentirme de suscribir a ellas. En obsequio de la 
“verdad debo agregar; que los inumerables servi- 
“ cios que, a mis inmediatas órdenes prestó el ciu- 
“ daño Ar ancho a su Patria, son de tan alta suma 
“ que por ello lo considero acreedor a las conside- 
“ raciones más elevadas^ pues, así lo merecen sus 
“relevantes virtudes cívicas.” ( 18 ) 

Hemos reproducido el texto original de estos 
tres testimonios de singular valor histórico, sobre 
todo el que emana de una figura de tan extraordi- 
nario relieve, —como es la de Rivera — de inter- 
vención principal y decisiva en la conquista de la 
Independencia N acional . 

Esos documentos ponen de manifiesto la ca- 
lidad excepcional de los servicios de Araucho en 
aquella primera narte de nuestro magno drama 
histórico. 

Después de nueve años de rudo batallar — solos 
contra todos: contra españoles, porteños, portu- 
gueses y los caudillos argentinos del litoral sobor- 
nados por el Directorio de Buenos Aires— se cierra 
el ciclo de nuestra primera independencia. Artigas 
abandona la lucha y busca reposo para su fatiga, 
y alivio para sus decepciones y amarguras — en 
tierra paraguaya. — 

Pero, sembrador impenitente, sigue haciendo 
(18) Archivo d€ Araucho. 


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de don francisco araucho 


siembra. Es su costumbre. Allá en el exilio cultiva 
la tierra para cosechar y hacer caridad . . . mien- 
tras deja aquí la semilla de sus ideas — que no tar- 
darán en fructificar; en ser recogidas y aplicadas 
aún por aquellos que con más zaña lo negaron y 
combatieron. No fué un general victorioso. No fué 
un técnico de la guerra. No alcanzó a ser Santo 
de la Espada” Pero nadie le puede discutir, en 
esta p^rte del continente, un título más alto : el de 
Santo de la idea democrática”, “Su obra es de 
“ estadista. Fué militar porque era necesario que 
“ alguien mandara los ejércitos, pero su tarea es 
“ fundamentalmente cívica, de propaganda de 
“ideales, de elaboración de caracteres y de forma- 
“ ción de pueblos”. (19) Se anticipó a la época y 
al medio. Tuvo que alejarse del escenario de la 
epopeya y morir, para que se impusieran sus idea- 
les democráticos y sus concepciones políticas. 

Cuando su existencia física ya no proyecta 
sombra sobre sus enemigos y detractores — a los que 
oscurece y anula— recién entonces, nace para la 
gloria y la inmortalidad. 

Pero, la justicia, aunque a veces tarda — Allega 
siempre. — Y ésta, la que no se gusta en vida — es 
la más firme y definitiva, porque tiene levadura 
para vencer al tiempo y resplandecer con luz 
inextinguible. 


(19) Eduardo Acevedo. Obra citada. Pág. 22. 


— 51 — 






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ESCRIBANO Y DOCTOR EN LEYES 


Después de acompañar las tropas de resisten- 
cia al invasor hasta el último momento — ^Araucho 
emigró con algunos compatriotas a Buenos Airea — 
donde pasó varios meses. 

Vuelto a Montevideo fué destituido con otros 
compatriotas, que desempeñaban funciones pú- 
blicas — de su cargo de Oficial l.o del Cabildo 
— por decreto de Lecor, Barón de la Laguna y Ca- 
pitán General y Gobernador del Estado Oriental, 
a nombre de don Juan VI, de Portugal. — Por ese 
decreto se les ordena (textual) : entreguen en el 

“ día en el Cabildo, Gobernación e Intendencia 
“ los nombramientos obtenidos para ejercer los 
“empleos de que estaban encargados.” (20) 

Durante los años 1821 y 1822 — Araucho tra- 
baja en Clase de Oficial Mayor en la Oficina de 


(20) Archivo de Araucho, 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


Gobierno, Hacienda, Registro y Resguardo a cargo 
del Escribano Bartolomé Domingo Bianqui. (21) 

El 28 de noviembre de éste último año (1822) 
contrajo matrimonio con Juana Díaz, natural de 
Meló, bija del Coronel Portugués Joaquín Ignacio 
Díaz y de Isabel Noble, oriental y patriota 
fervorosa. 

De esa unión tuvieron cinco hijos: Matilde, 
Abdona y Marcela ; Francisco Dionisio, que fué Es- 
cribano y contrajo matrimonio con Enriqueta 
Jones Pereira — siendo el tronco de la familia que 
lleva hoy, en nuestra Capital, el apellido del patri- 
cio; y finalmente Rosa, que contrajo enlace con 
Domingo Lenzi, de cuya unión descienden las fa- 
milias de Lenzi Araucho, Lenzi Cerdan, Requena 
García-Lenzi Araucho, Caumont-Lenzi Araucho 
etc. etc. 

Estudia con ahinco, Araucho, en esos años, la 
legislación Española que se aplica entonces en 
América: —las leyes de Partidas y de Indias, la 
Nueva y la Novísima Recopilación de Castilla, etc. 
Lee y repasa con avidez los pocos textos de Derecho 
que existen en Montevideo. 

Este caudal legal y jurídico lo aumenta y 
enriquece constantemente con nuevos estudios y 
con la práctica y experiencia que adquiere en el 
desempeño de importantes funciones administra- 
tivas y judiciales. 

(21) Archivo de Araucho. 


— 54 — 



DE DON FRANCISCO ARAUCHO 


En atención al escaso número de profesionales, 
que había en el Estado, regían disposiciones que 
autorizaban al Gobierno a expedir diploma de 
capacidad a los ciudadanos que acreditasen poseer 
los conocimientos requeridos y solvencia moral. 

Al amparo de ellas Araucho obtuvo — en los 
primeros tiempos del Gobierno Patrio — porque 
no quiso gestionarlo ante las autoridades extran- 
jeras — el título de Escribano Público. Le fué 
otorgado el 12 de mayo de 1828, en Canelones, por 
decreto del Gobernador Sustituto don Joaquín 
Suárez, previa información producida ante el 
Juez Dr. José de Ee vuelta, en mérito — según se 
consigna en el dictamen del Fiscal del Estado Dr. 
Juan J. Alsina — “a la probidad, delicadeza, co- 
“ nocimientos noiorios y confianza pública que 
“inspira, así como en atención a los distinguidos 
“ servicios prestados al País y a los cuales no pue- 
“ de ser indiferente un Gobierno liberal e ilustrado, 
“ por razones de conveniencia general, justicia y 
“gratitud.” (22) 

x^l día siguiente prestaba juramento ante el 
Escribano Juan León de las Casas, Delegado del 
Gobierno para recibirlo y ajustándose a la fórmula 
de práctica, prometiendo: “ejercer bien y fiel- 
“ mente el oficio de Escribano en el Estado; no lle- 
“ var derechos a los pobres ni a la hacienda 
“pública, ni más que los quc*, por arancel, están 

(22) Archivo de Araucho. 


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LA PERSONALIDAD PATRICIA 


“o fuesen designados; no admitir por sí ni por 
“medio de sus familiares y allegados ninguna es- 
“ pecie de dones ni aún de cosas de comer de las 
“personas que tuviesen litigio con él; guardar 
“ sigilo en los casos y cosas que fueren de guardar 
“ y observar con puntualidad las leyes”. (23) 

Por su capacidad jurídica y su práctica de la 
magistratura — fué inscripto en el año 1838 en la 
Matrícula de Abogados Nacionales — llevada por 
la Cámara de Justicia, otorgándosele el títido de 
Dr. en Leyes, por Decreto del Poder Ejecutivo de 
17 de agosto de 1850 — firmado por el Presidente 
Suárez y su Ministro don Manuel Herrera y Obes — 
en “consideración de los importantes servicios 
“ i^restados en los primeros puestos judiciales de 
“la Eepública, su contracción, probidad y saber” 
y — de acuerdo con el Reglamento Universitario 
de la época que facultó al Poder Ejecutivo para 
conferir ese grado, en la primera colación, a uno de 
los Miembros titulares del Superior Tribunal de 
Justicia. (24) 


(23) Archivo de Araucho. 

(24) Archivo de Araucho. 


56 — 



LA CRUZADA DE LOS TREINTA T TRES 
LA INDEPENDENCIA NACIONAL 


Esta disgresiSn relativa a los estudios cursa- 
dos y a los diplomas obtenidos por Araucho, nos 
ha separado momentáneamente del orden cronoló- 
gico seguido en !a relación de sus servicios a la 
Patria — que es, preferentemente, lo que nos inte- 
resa exponer. — 

Corrían lentos para la tierra nativa los años 
sombríos de la opresión: de su libertad perdida. 

En la adversidad y el dolor las horas se hacen 
largas. Se diría (pie el tiempo — en una especie de 
complicidad implícita — disminuye su ritmo 

La dominación extranjera en el territorio na- 
cional es la preocupación constante de Araucho y 
causa de malestar y angustia en el espíritu de los 
buenos ijatriotas. No importa que el Brasil se haya 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


emancipado de Portugal y que don Pedro I sea 
ahora el nuevo amo. 

La Patria libre es su pasión —la inspiración 
suprema de su vida — ‘‘a la cual rindió fervoroso 
culto en todo tiempo este noble v modesto Pa- 
tricio”. (25) 

Había aprendido a sentir así en su banco de 
escolar y cuando crece y llega a ser hombre, hace 
honor a esos sentimientos; pugna por convertir en 
realidad el ideal de su vida 

En los años anteriores a la Cruzada de los 33 
—forma parte de la Sociedad Secreta o Logia de 
los Caballeros Orientales — que también se llamaba 
de los Independentistas y que tiene participación 
tan importante en Jos actos preparatorios de esa 
gloriosa campaña. 

Y al producirse el desembarco d<í Lavalleja, 
en la Agraciada, — el 19 de abril de 1825— es lla- 
mado con interés por éste, cor quien estaba desde 
tiempo antes en comunicación. 

Dice a este respecto Araucho: cuando en “1825 
“ se emprendió la restauración de la independencia 
“y Ja libertad de Jos Orientales, el que expone 
“acudió inmediatamente a cumplir su deber de 
“ patriota llevando a la instalación del Gobierno 
“ Provisorio en la Florida el memorable 14 de 
“ junio de 1825, el carácter de secretario y desem- 
“ peñando diversos destinos del servicio público 

(25) De María. Obra citada. 


— 58 — 



DE DON FRANCISCO ARAUCHO 


“ que se le confiaron en el transcurso de la guerra, 
‘‘hasta su feliz terminación en 1829”. (26) 

Pero, dejemos hablar en este punto a De 
María: “Araucho, perseguido, como otros patrio- 
“ tas, por sus simpatías conocidas por la causa de 
“ la libertad, se mantenía oculto en Montevideo, 
“ siéndole difícil sustraerse a la vigilancia de los 
“ imperiales. Logró por fin salir oculto en un 
“ carruaje y efectuar su incorporación a las fuer- 
‘ ‘ zas libertadoras ’ 

“Al tratarse en la Florida de organizar el 
“ primer Gobierno Provisorio, Araucho, puede 
“ decirse sin exageración, fue el alma de aquella 
“ organización. Tratándose del nombramiento del 
“ ciudadano que había de presidirlo, Araucho 
“propuso que fuese él más anciano, y aceptada su 
“idea por todos los miembros, proclamaron Pre- 
“ sidente del Gobierno Provisorio al venerable D. 
“ Manuel Calleros”. 

“Araucho tuvo el honor de redactar la exposi- 
“ ción presentada por el General Lavalleja al insta- 
“larse el Gobierno Provisorio, historiando los 
“ acontecimientos felices que habían tenido lugar 
“ desde la pasada de los Treinta y Tres patriotas 
“ hasta ese momento”. “Fué nombrado en la mis- 
“ ma sesión secretario del Gobierno Provisorio, en 
“ cuyo carácter prestó señalados servicios a la pa- 
“tria”. “Cuántas veces, reunidos amigablemente 
“ en la Piedra histórica de la Florida, discutían y 

(26) Archivo de Araucho. 


— 59 — 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


“ acordaban medidas tendientes a dar nervio a la 
“revolución y reglas al orden administrativo!” 
“ Cuántas veces, por precaución, tuvo que per- 
“ noctar con sus compañeros en los pajonales, en 
“ medio de los bosques, sufriendo los rigores de la 
“ estación, para salvar de una sorpresa el Archivo 
“y los fondos del Gobierno patrio!” (27) 

Una versión oral —que recoge el mismo De 
María — refiere el episodio del ,iuramento de la 
independencia nacional, por los mismos firmantes 
del acta del 25 de agosto. Y segiín otra versión, 
complementaria de la anterior, fue Araucho, de- 
signado especialmente al efecto, — quien leyó, uti- 
lizando la Piedra Alta como tribuna, la célebre 
declaración. 

Pablo Blanco Acevedo, en su interesante es- 
tudio sobre la fecha de nuestro centenario cree que 
el juramento, lo prestaban, solamente, las autori- 
dades y la población, ante los Cabildos, lo que no 
excluye, que, en el de la Florida, hayan estado 
presentes todos o algunos de los Diputados que 
intervinieron en la Declaración de Independen- 
cia. (28) 

Continuó Araucho en sus funciones de secre- 
tario y Oficial Mayor del Gobierno Provisorio 
— hasta el golpe de Estado de Lávalleja deponiendo 
al Gobernador Delegado don Joaquín Suárez y a 

(27) De María. Obra citada. 

(28) P. Blanco Acevedo, Informe de la Comisión Legislati- 
va sobre la fecha del Centenario de la Independencia 
Nacional. 


60 



DE DON FRANCISCO ARAUCHO 


la Junta de Representantes. Comentando este epi- 
sodio, dice Araucho: “Cuando la disolución de los 
“ Poderes legales, en el año 1827, en la Villa de 
“ Guadalupe, fui arbitrariamente destituido del 
“cargo de Oficial Mayor”. (29) 

Es posiblemente, refiriéndose a este suceso, 
que escribe años después, con amargura: “habia 
“ desempeñado sinceramente muchos empleos con 
“ la probidad severa del hombre que conoce sus 
“deberes y sabe respetarlos; pero mi probidad me 
“los habia hecho perder. Era incómodo a ciertos 
“ hombres y tenia enemigos porque habia servido 
“ a mi Pais con firmeza y nó a las personas”. (30) 


Designado Secretario de la Asamblea Consti- 
tuyente y Legislativa del Estado, reunida en San 
José, se excusó de entrar a servir en ese cargo, 
siéndole aceptada la renuncia el 3 de diciembre 
de 1828. (31) 

En los años 1828 y 1829 desempeña funcio- 
nes de Fiscal del Crimen de Canelones e interina- 
mente, después, las de Fiscal General del Estado, 
en reemplazo del Dr. Alsina. (32) 

El 19 de marzo de 1829, por decreto dictado en 
la Aguada por el Gobernador Rondeau y su Mi- 
nistro Juan Francisco Giró, pasa a ocupar el 

(29) Archivo de Araucho. 

(30) Archivo de Araucho 

(31) Archivo de Araucho. 

(32) Archivo de Araucho. 


- 61 - 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


puesto de Oficial Mayor del Ministerio de Go- 
bierno y Kelaciones Exteriores. (33) 

Las tropas imperiales evacuaron la plaza de 
Montevideo, el 27 de abril de 1829 — entrando en 
ella el primero de mayo, el Gobierno Patrio, y con 
él, Araucho, que comienza a ejercer las funciones 
de su nuevo destino. (34) 


(33) Archivo de Araucho. 

(34) Archivo de Araucho, 


— 62 — 



EN LA MAGISTRATURA JUDICIAL 


Iniciada la vida institucional de la República 
— durante el primer Gobierno del conquistador de 
las Misiones — Ar ancho es designado Escribano de 
Propios y de Gobierno y Secretario de la primera 
Junta Económico Administrativa de Montevideo, 
asistiendo en ese carácter al Presidente de la Co- 
muna don Franciíico Juanicó. 

Desempeña ambos cargos simultáneamente 
hasta abril de 1833, fecha en que los renunció para 
entrar a ejercer las funciones de Juez de Pri- 
mera Instancia en lo Criminal. (35) 

El Senado v la Cámara de Representantes, 
reunidos en Asamblea General, en sesión del 5 de 
marzo de 1838, lo eligieron para integrar el Tri- 
bunal Superior de Justicia — o Cámara de Justicia, 
como también se le llamaba (36) 


(35) Archivo de Araucho. 

(36) Archivo de Araucho. 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


Citado al efecto por el Presidente de ese alto 
Cuerpo, Dr. Julián Álvarez, se incorpora al Tri- 
bunal al día siguiente habiendo actuado en él 
durante 18 años y ejercido su presidencia casi 
permanentemente a lo largo de todo ese tiem- 
po. (37) 

Aquí es donde culmina la personalidad de 
Araucho, y su prestigio, tasado por el concenso 
jgeneral, adquiere los relieves de una verdadera 
consagración nacional. 

Si la justicia es dar a cada uno lo que es suyo, 
nadie ejerció con más alta autoridad y con mayor 
conciencia ese sagrado ministerio. 

Su energía serena, su probidad y austeridad, 
su comprensión y capacidad acerca de los proble- 
mas sometidos a su decisión, constituyeron la ga- 
rantía y el amparo de todos los derechos en aquellas 
circunstancias tan difíciles como excepcionales. 

En su actuación al frente de la justicia Supe- 
rior del País está comprendido todo el período de 
la Guerra Grande. 

Tan rígidos, tan absolutamente justos y ceñi- 
dos a la ley y a la moral más estricta, fueron sus 
procedimientos y decisiones que, vivió rodeado del 
respeto y la consideración unánimes, a pesar de 
la lucha obnubilante de los intereses en juego, de 
las pasiones partidarias desbordadas, de las 
vehemencias características de aquel período tan 

(37) Archivo de Araucho. 


— 64 — 



de don francisco arauchc 


intenso como violento de nuestra formación insti- 
tucional. 

Es la suya una figura venerable, cuya auto- 
ridad moral y cuyo patriotismo nadie discute. 

Santiago Vázquez, en junio de 1843, desde el 
Ministerio de Gobierno, invoca su patriotismo 
para que continúe al frente de la Administración 
de Justicia: “Seguro de que la independencia y el 
“decoro de la alta magistratura confiada al Sr. 
“ Presidente del Tribunal jamás sufrirán menos- 
“ cabo porque reposan en sus reconocidas dotes 
“de integridad y rectitud”. (38) 

Y Vicente Fidel López, en una incidencia 
judicial promovida por un litigante temerario, que, 
como recurso de habilidad forense y para ganar 
tiempo, quiso separar a Araucho del conocimiento 
del asunto ( — ^porque lo sabía incorruptible y 
temía su fallo justiciero) acusándolo de haberse 
negado a administrar justicia, decía con su reco- 
nocida elocuencia: “Acabo de oir el discurso, en 
“ que la parte contraria ha pretendido justificar 
“la recusación, que ha hecho, del Si*. Presidente 
“de este Superior Tribunal; y protesto a V. E. que, 
“si me había causado asombro la primera noticia 
“ que tuve de este auto, lleno de injusticia y de 
“ ilegalidad, doble es el que he tenido al oir la expo- 
‘ ‘ sición de las razones en que se funda ; todavía no 
“puedo sacudir del todo ese asombro; y V. E. no 

(38) Archivo de Araucho. 


65 — 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


“ debe extrañar que lo pinte con algún calor en mi 
“ respuesta”. 

“Quisiera Exmo. Sr. ocupar en este momento 
“ el respetable asiento de Fiscal, para poder abra- 
“ zar el asunto, que ahora se me presenta en todos 
“sus aspectos y extensión. Podría en ese caso, 
“ asumir la defensa, digo mal, no es la defensa, la 
“ vindicación debía haber dicho, del Sr. Presidente 
“ de este Tribunal, podría haber retratado la 
“probidad de ese funcionario, probada en largos 
“ años de magistratura, de modesta vida doméstica 
“ sin que nadie en la República de su nacimiento, 
“haya levantado hasta ahora su dedo para acu- 
“ sarlo de torcedor de la justicia. En una sociedad 
“ tan reducida como ésta, en que vivimos, en donde 
“las injurias y las pasiones malignas recorren las 
“ calles a causa del desgraciado estado moral en 
“ que nos hemos encontrado, este hecho, Exmo. 
“ Sor, es una prueba concluyente de la intachable 
“ probidad del Presidente de este Superior Tribu- 
“ nal. No haber sido jamás, ni calumniado siquiera, 
“es una fortuna, que pocos hombres pueden con- 
“tar entre nosotros, Exmo. Sor, es una fortuna, 
“ que no puede haberse obtenido, sino a fuerza de 
“ modestia, y a merced del religioso cumplimiento 
“ de sus deberes”. “Soy Abogado, Exmo. Sor, y 
“ como tal sé, que no hay persona alguna que fre- 
“ cuente con sus pasos esta sala que preside el Sor 
“Araucho, que no esté íntimamente convencida 
“ de que aquí se administra justicia, justicia plena. 


— 66 — 



DE DON FRANCISCO ARAUCHO 


“ justicia más cabal, Exmo. Sor, de la que nadie 
“tendría derecho a esperar en las circunstancias 
“que estamos atravesando. ¿Y a quién se debe, 
“Exmo. Sor, muy principalmente este bien in- 
“ menso, que este pobre País ha disfrutado durante 
“tan aciagos tiempos. ^Por quién muy principal- 
“ mente es, que tenemos quien juzgue las causas 
“ de -dos asesinos, para que no queden del todo 
“impugnes y quién juzgue las causas civiles para 
“ que la partes no las decidan en las calles a balazos 
“y puñaladas? Lo debemos, señor, a ese anciano, 
“ que hoy es recusado, cuyo carácter moderado y 
“ conciliador conocen y respetan todos sus compa- 
“ ñeros; cuya probidad y rectitud de juicio legal 
“ conocemos, y respetamos cuantos defendemos 
“aquí pleitos; y que ahí en su puesto, ha esta- 
“ do sosteniendo, con inmensa ventaja del País 
“y de cada uno de nosotros, esta administra^ 
.“ ción de justicia, que no Jiahria dejado de flaquear 
por mil costados, si él, por cansancio, por des- 
“ pecho, o por falta de las debidas remuneraciones, 
hubiera retirado su apoyo al edificio.^ ^ “Esta es 
“ la verdad Exmo. Sor, no hay una sola persona de 
“las que me oyen que no lo sepa, y que no se lo 
“ atestigüe en la propia conciencia, sin exceptuar 
“ al propio acusador, que esto lo sabe mejor que 
“ nadie, pero que se empeña en alejar del fallo de 
su causa la probidad reconocida de este ma- 
“ gistrado”. (39) 

(39) Archivo de Araucho. 


— 67 — 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


Esta pieza forense del Dr. López es mucho 
más extensa. Pero bastan los párrafos transcriptos, 
para poner en evidencia el alto concepto que inspi- 
raba Araucho como Magistrado integérrimo y apto 
aún a los espíritus más exigentes y severos. 

El juicio del ilustre autor de la ‘‘Historia de la 
Kepública Argentina’’ es consagr atorio y defini- 
tivo para la gestión de Araucho al frente de la 
más alta autoridad judicial del País — al procla- 
mar —que fueron sus condiciones de energía, 
ecuanimidad y rectitud las que hicieron posible 
la administración de justicia en un período tan 
difícil de la vida nacional. 


— 68 — 



ACTIVTOADES PATRIOTICAS T CULTURALES 


Las tareas absorbentes en el orden judicial, 
“no excluyen sus otras actividades culturales y pa- 
trióticas. 

Preside el Jurado del certamen poético —que 
integran Manuel Herrera y Obes, Juan Andrés 
Gelly, Florencio Varela y Cándido Juanicó, reali- 
zado el 25 de Mayo de 1841— ‘‘en celebración del 
“ nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, de 
“ los obstáculos que tuvo que tencer y de los bene- 
“ f icios que ha producido al Continente Sud Ame- 
“ ricano”. Así reza el llamado a concurso. 

Araucho entrega la medalla de oro al poeta 
laureado, Juan María Gutiérrez autor del “Canto 
a Mayo”, en solemne acto público realizado en la 
Casa de las Comedias, después Teatro San Felipe, 
que se levantaba en la hoy calle l.o de Mayo, con 
estas palabras que ahoga su emoción patriótica: 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


“He aquí el laudo consagrado por el patriotismo al 
“ sublime cantor del gran día de América. Os ba- 
“ beis hecho digno de él y del común aplauso” 
— recibiendo de Gutiérrez esta respuesta: — “Se- 
“ ñor: la más alta poesía no es tan elocuente como 
“ este acto para demostrar los progresos morales 
“ debidos al gran pensamiento de Mayo. Acepto, 
“señor, este premio con reconocimiento y donde 
“ quiera que me arroje la Revolución de mi Pa- 
“tria, allí lo mostraré, para probar que en la 
“ República O. del Uruguay, han echado raíces la 
“ civilización y el amor a la libertad”. (40) 


f En jimio de 1843, conjuntamente con Santiago 
{Vázquez, Julián Álvarez y Bartolomé Mitre, fué 
elegido por el Gobierno, entre los ocho candidatos 
propuestos, precisamente por este Instituto His- 
tórico y Geográfico — de tan brillante y gloriosa 
tradición — para integrarlo, en calidad de miembro 
fundador, de acuerdo con el Decreto de su creación 
Los otros cuatro candidatos propuestos fueron 
Eduardo Acevedo, Bernardo P. Berro, Juan Fran- 
cisco Giró y Lorenzo BatUe. 

El 21 de agosto de 1845, en carta que dirige a 
Andrés Lamas — ^insiste en el propósito ya mani- 
festado reiteradamente de renunciar a su calidad 

(40) Comisión Municipal de Cultura 1942. Reimpresión del 
Certamen Poético del 25 de mayo de 1841. Pág. 24. 


— 70 — 



DE DON FRANCISCO ARAUCHO 


de miembro del Instituto— desde que es su deseo 
— dice — ‘‘no pertenecer a él en vista de su hetero- 
génea composición (41) 

No se refiere Araucho al hablar de “hetero- 
génea composición”, a la capacidad intelectual de 
los integrantes del Instituto — desde que tienen 
todos ellos, desde ese punto de vista, una persona- 
lidad indiscutible. — En nuestra opinión se refiere 
más bien a lá ideología distinta, a discrepancias 
personales, a la falta de coincidencia con algunos de 
sus miembros al encarar la solución de determina- 
dos problemas de orden político o de otro carácter. 


La causa de la enseñanza de la niñez — de la 
escuela pública — atrae intensamente la atención 
y el interés patrióticos de Araucho. Melchor Pa- 
checo y Obes —el alma de la defensa de Monte- 
video — instala escuelas y cuida con celo vigilante 
su funcionamiento. En ellas reciben instrucción, 
más de quinientos alumnos hijos de emigrados 
argentinos — que la tiranía de Rosas ha arrojado 
a nuestras playas — y de legionarios franceses, 
italianos y españoles, defensores de la ciudad 
sitiada. “Plantel hermoso y rico de esperanzas 
para la Patria” — expresa con su encendida elo- 
cuencia el Ministro de Guerra y Comandante 
General de Armas — el heroico soldado e inspirado 

(41) Revisto <iel Instituto Histórico y Geográfico. Tomo XI, 
años 1934, 1935. Págs. 196, 197 y 216. 


— 71 — 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


poeta que hay en Pacheco —al solicitar el concurso 
de Araucho,— para que comparta con él y otros 
ciudadanos “de luces, patriotismo y celo reconoci- 
“ dos, así como por su adhesión y amor al progreso 
“ de la educación popular — la tarea de estabilizar 
“ la obra de esos centros de cultura, de tanta 
“ trascendencia para el futuro nacional”. (42) 


En noviembre de 1846 — Esteban Echeverría — 
el inspirado autor de “La Cautiva” e introductor 
de la revolución romántica en el Río de la Plata 
• — ofrece al Gobierno de la Defensa — su “Manual 
“ de Enseñanza Moral — conjunto de normas y 
‘ ‘ principios sobre los derechos y deberes del hom- 
“ bre y el ciudadano considerados con arreglo a 
“ las instituciones del País y escrito para las Es» 
“ cuelas de la República”. 

Pasado el asunto, por el Ministro de Gobierno 
don Francisco Magariños, a estudio de una Comi- 
sión Especial constituida por don Pedro de Some- 
llera, don Alejandro Chucarro y don Antonio R. 
de Vargas ésta se expidió expresando “que sin 
“ desconocer los méritos de la obra, consideraba no 
“era ella adaptable a las Escuelas Públicas del 
“Estado”. 

Ante la protj^sta vehemente del creador del 
(42> Carta de Melchor Pacheco y Obes. Archivo de Araucho. 

_ 72 — 



DE DON FRANCISCO ARAUCHO 


Dogma Social o declaración de principios de la 
nueva generación — código, credo o catecismo como 
también se le ba llamado — y a su pedido, el Go- 
bierno designó una nueva Comisión para que 
informase acerca de la utilidad y aplicabilidad del 
referido Manual, la que fue presidida por Araucho 
e integraron varias personalidades de gran relieve 
intelectual, vinculadas a los problemas de la ense- 
ñanza: Estanislao Vega, Manuel Herrera y Obes, 
Andrés Lamas, Luis José de la Peña y otros. (43) 


Poco tiempo después — en 1849 — actúa 
Araucho como miembro fundador del Instituto de 
Instrucción Pública, al que Carve ha llamado “el 
“ plantel augusto de la inteligencia en la Repú- 
“blica”. (44) 


Nos llevaría demasiado extensión seguirlo en 
todas sus actividades de carácter intelectual, filan- 
trópico y de asistencia social en aquella época en 
que Montevideo es el mayor centro de cultura de 
esta parte del Continente, donde, a la vez que se 
lucha durante nueve años en la defensa de las 

(43) Alberto Palcos, “Echeverría y la Democracia Argenti- 
na”. Págs. 210 y 211, 

(44) Carve. Obra citada. 


— 73 - 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


libertades del Río de la Plata — se abren nuevos 
cauces al rayo de luz y al vuelo de la esperanza — 
con el funcionamiento de la Universidad y la fun- 
dación de institutos que difunden los progresos 
alcanzados por el espíritu humano y las corrientes 
de las nuevas ideas. 


— 74 



LEGISLADOR 


Le cupo también una actuación destacada como 
legislador. 

En 1841 fué elegido Diputado por Durazno; 
formó parte de la Asamblea de Notables, que sus- 
tituyó a la Legislatura durante la Guerra Grande ; 
a la terminación de ésta integró el Senado, en re- 
presentación del Departamento de Soriano; y en 
1855 fué llevado a la Cámara de Representantes 
por el Departamento de Montevideo. (45) 

Tuvo Araucho un concepto claro de la in- 
compatibilidad de la función legislativa con la 
magistratura, y de la separación e independencia 
de los Poderes del Estado. 

E invocándola, ‘‘con argumentos de hecho y 
de derecho renunció siempre a la labor parla- 


(45) Archivo de Ariaucho. 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


mentaría para seguir consagrado a su actividad de 
Presidente del Tribunal de Justicia. 

Pero, en circunstancias extraordinarias, cuan- 
do el patriotismo lo exigía, éste primaba en su 
espíritu por encima de toda otra consideración. 

Y así integró el S^enado, en 1852, para volver 
el País al cauce institucional, para convertir en 
realidad fecunda — por la pacificación de los es- 
píritus — el pacto de octubre de 1851, que puso fin 
al sitio de nueve años, con la declaración de que 
“no había vencidos ni vencedores”. 

“A pesar de mis escrúpulos de carácter legal 
“ y de mis quebrantos de salud — decía — acepté, 
‘ ‘ al jjnaugiirarse la H. Asamblea Legislativa el 
“ cargo de Senador con que me honraron mis con- 
“ ciudadanos del Departamento de Soriano, — co- 
“ mo sacrificio que no podía humana y patriotica- 
“ mente rehusar, en momentos tan solemnes, 
“obedeciendo a supremas aspiraciones a las que 
“ todo debía subordinarse para volver al País a la 
“ Paz y a la vida constitucional”. (46) 

Cuando juzga que se ha restablecido el juego 
regular de las instituciones en la República — ^in- 
siste en su criterio y presenta su renuncia al 
Senado, porque considera que, “felizmente — son 
“ sus palabras — ha sido restaurada la vida normal 
“ del País y el exponente no debe ir contra sus 

(46) Archivo de Araucho, 


76 — 



DE DON FRANCISCO ARAÜCHO 


convicciones y contra la expresada incompati- 
“büidad”. (47) 

Pero, es tan grande, tan alta la autoridad que 
emana de su persona y de sus juicios serenos 
— inspirados en el más puro patriotismo — que el 
Senado, por unanimidad, presidido por Bernardo 
P. Berro, en el afán de conservarlo en su seno — 
no,le acepta la renuncia y le acuerda licencia para 
reparar su salud. 

Finalmente, ante una nueva renuncia presen- 
tada por Araucho insistiendo en sus puntos de 
vista — el Senado, en sesión del 11 de marzo de 
1853 — la acepta, agradeciéndole los servicios pres- 
tados a la República, desde su banca de Se- 
nador. (48) 


(47) Archivo de Araudio. 

(48) Archivo de Araucho. 


- 77 




Sü VINCULACION CON RIVERA 


El 18 de enero de 1854 al inhumarse los restos 
del General Rivera, pronunció una sentida oración, 
en su calidad de Presidente del Tribunal Superior 
de Justicia. 

Lo unió estrecha amistad con el vencedor de 
Guayabos. 

Entre los papeles de su archivo —conservó 
siempre una extensa y enérgica exposición formu- 
lada por Rivera, el 6 de julio de 1848 — ante el Em- 
perador del Brasil don Pedro II, protestando por el 
tratamiento que allí se le daba y exigiendo se le 
muniese de los recaudos necesarios para volver a su 
País. (49) 

“Si libre fué mi entrada al Brasil, dice Rive- 
“ ra — no se me puede negar el pasaporte para sa- 
“lir. La elección para residir donde me acomode. 


(49) Archivo de Araucho. 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


“ es puramente mía y no hay justicia en restrin- 
“ girla o negarla”. 

Por considerarlas de interés — y tratarse, por 
otra parte, de un documento de importancia 
histórica, — ^no conocido hasta ahora — destacaré 
de él a continuación las circunstancias en que según 
Rivera, tuvo que alejarse del territorio nacional; 
“Era por el mes de octubre de 1847; el Gobierno 
“de la República del Uruguay a lo que parece 
“halló a bien asentir a las exigencias de los Mi- 
“ nistros Interventores de Francia e Inglaterra 
“ para que se me despojase del mando del Ejército 
“de la República y muy luego el Gobierno consi- 
“ deró que mi persona podía ser un obstáculo no 
“ sólo a la Negociaciones entabladas por aquellos 
“ con el Gobierno Argentino sino también al plan 
“ que había concebido para asegurar la paz de la 
“República”. “Con justicia o sin ella, que no es 
“ del caso juzgar, resolvió que se me extrañase a 
“los dominios del Brasil, por el tiempo que fuese 
“necesario al término de la cuestión”. “Apesar 
“ de los derechos que tenía para pedir explicación 
“ asentí gustosamente a aquella resolución y elegí 
“para mi residencia el punto de Santa Catalina; 
“Allí arribé con el competente pasaporte que hice 
“ conocer por medio del Vice Cónsul de la Repúbli- 
“ cá al Presidente de aquella Provincia, quien me 
“ hizo saber tenía terminantes órdenes del Gobo. 
“ de S. M. para que viniese a la Corte; sin embargo 
“ de lo que pude hacer valer en calidad de extran- 


— 80 — 



de don francisco araucho 


*‘jero, tuve que someterme a las resoluciones de 
“ S. M. el Emperador y llegué a esta Capital — Rio 
“de Janeiro— en noviembre, presentándome al 
“ Ministro de mi Nación D. Fran*^® de Borja Ma- 
“ gariños y Cerrato, quien hizo saber mi arribo y 
“ permanencia en clase de simple particular sujeto 
“ a las leyes del país, y para disfrutar de sus goces 
“ a la par de los demás extranjeros. En esta con- 
“ ffanza pasé a residir momentáneamente en la 
“ Playa Vermelha en compañía del Teniente Coro- 
“nel Fusé Mariano de Matos”. 

Larga y definitiva debía ser la expatriación 
de Rivera. 

Del doloroso ostracismo — de casi siete años — 
vuelve para asumir de nuevo el Gobierno del País 
— desde el Triunvirato que integra con Lavalleja 
y Venancio Flores. — Por uno de esos altibajos 
que ofrece, a veces, la lucha cívica — sobre todo 
en el período turbulento de nuestro duro aprendi- 
zaje político — el proscripto retorna investido con 
los atributos del Mando Supremo de la Nación. 
Pero, apenas logra trasponer la frontera del suelo 
nativo. El 13 de enero de 1854, expira en un mo- 
desto rancho de propiedad de Bartolo Silva, situado 
junto al arroyo Conventos, cerca de la hoy Ciudad 
de Meló. El destino quiso que el gran caudillo ter- 
minase su vida de romance y de leyenda — en la 
tierra de su nacimiento— como él la llamaba en 
sus invocaciones, en la tierra oriental de sus haza- 
ñas y de su gloria. 


- 81 — 




PERSONALIDAD NACIONAL 
POR ENCIMA DE LOS PARTIDOS 


Y antes de terminar este ligero examen que 
hemos hecho de algunos documentos del Archivo 
de Araucho, séame permitido leer la interesante 
carta que, a los pocos meses de terminada la Guerra 
Grande, le dirige el General Justo José de Urquiza : 
“ Señor don Francisco Araucho. 

“ Buenos Aires, Mayo 7 de 1852. 

Muy señor mío : 

“En los momentos de conflicto en que se haya 
“ el País y en el que pueden ser envueltas en gran- 
“ des peligros ambas Repúblicas del Plata, permi- 
“ ta Vd. que me dirija a su patriotismo, y que 
“ haga oir mi voz, proclamando los comunes in- 
“ tereses, y la necesidad de que todos nos unamos 
“ para cimentar de un modo sólido el bien y pros- 
“ peridad de la Patria”. 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


“Ella DO puede ser sospechosa; trabajé siem- 
“ pre por el bienestar de mis conciudadanos; tra- 
“ bajé por el bienestar de esa República hermana, 
“y al darle la libertad, para que pudiese fundar 
“ sus instituciones nacionales, y funcionar en la 
“ órbita constitucional, todos han debido conocer 
“ mis buenos deseos y la completa imparcialidad 
“ que han guiado mis actos públicos”. 

“Como General vencedor pude imponer con- 
“ diciones; pude apoyar mi triunfo en uno de los 
“ partidos que allí contendían. No quise hacerlo. 
‘ ‘ Preferí unir al pueblo oriental y dándole garan- 
“ tías para que fundase sus instituciones, quise 
“ dejarlo unido, y que prosperara a la sombra de 
‘‘los buenos sentimientos de sus hijos”. 

“Desgraciadamente, parece, que estos mis 
“ votos no se realizan. La situación interior del 
“ Estado Oriental, se complica y quizá va a ser 
“ envuelta en la guerra civil. Su situación externa 
“se ha hecho también muy crítica y viene a com- 
‘ ‘ plicar la primera. La cuestión de los tratados 
“ con el Brasil ha tomado proporciones tan gigan- 
“ tescas, que amenaza perturbar la paz de esa Re- 
‘ ‘ pública con el Imperio y arrastrar a la República 
“ Argentina en los vaivenes de esa guerra. Esto es 
“ deplorable, y nunca debí preveerlo”. 

“¿Pero cuál es la causa de esos males? Per- 
“ mita Vd. mi amigo, que le diga con franqueza. 
“Los orientales han olvidado los sucesos de octu- 
“ bre, han olvidado, que yo senté como condiciones 


— 84 — 



de don francisco araucho 


de paz, la unión de los Orientales y de todos los 
colores; que proclamé el olvido de lo pasado 
y declaré no había en la República vencidos ni 
vencedores. Así entendí hacer la felicidad futura 
de los hijos de ese suelo 

“Y con todo: poco tiempo ha pasado, y se han 
olvidado estas santas máximas. La reacción está 
‘‘a la puerta; la reacción con el mismo fuego, la 
‘‘misma intimidad, las mismas pasiones de otra 
“ época. Hoy se discuten hasta los hechos consu- 
“ mados ; hasta los hechos envueltos en esa amnistía 
“ plena y entera, que bajo mi inspiración se dieron 
“ por partidos.” 

“Se quiere hacer retroceder la vida de ese 
“ pueblo olvidando que ni a los hombres ni a las 
“ naciones es dado este milagro, y lo que es más, 
“ se desoyen los ecos de la justicia y de la conve- 
“ niencia pública para dar cabida al grito disonante 
“ de las malas pasiones”. 

“Yo no puedo ser indiferente, a semejante si- 
“ tuación cuando me empeño en proteger con una 
“ política fecunda y amistosa la suerte futura de 
“esa República, tan enlazada con la de la Confe - 
“ deración Argentina”. 

“No puedo serlo, porque también tengo que 
“ mirar por los intereses argentinos que están con- 
“ fiados a mi Dirección ; y en ambos casos, tengo un 
“ derecho pleno para pedir a los hombres públicos 
“ de ese País, toda la moderación, toda la dignidad 


- 85 - 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


‘‘ de que son capaces, para no comprometer tan altos 
intereses’’. 

“Con ese derecho es que me permito dirigir a 
“ V. estas cortas observaciones, para estimular su 
“ sano patriotismo; a fin de que influya en todo lo 
“posible para que se conserve inalterable el pro- 
“ grama que yo tracé en octubre, a la vista de Mon- 
“tevideo; para que agrupándose todos los esfuer- 
“ zos por la paz que realiza la Legación especial, que 
“he mandado a esa República, se le faciliten los 
“medios de cumplir su misión amistosa y honorí- 
“ fica. Para que los Orientales olviden sus des- 
“ graciadas divisiones anteriores y se acuerden 
“ solo que son Orientales y que todos están anima- 
“ dos del verdadero bien de su País”. 

“Yo no dudo, mi amigo que V. obrará en ese 
“ sentido, único capaz de poder conducirnos al 
“ arreglo deseado en los negocios con el Brasil y al 
“ establecimiento del orden y prosperidad nacio- 
“nal, que tanto anhelo”. 

“En esta confianza, es que me dirijo a V. y le 
“ ruego acepte los sentimientos de consideración 
“ y aprecio de su atento servidor y amigo. Q. S. S., 
M. B., Justo José de ürquiza”. (50) 


Me parece innecesario destacar el alto valor 
histórico de este documento. El pone de manifiesto 

(50) Archivo de Araucho. 


— 86 — 



DE DON FRANCISCO ARAUCHO 


el honroso concepto que la personalidad de Araucho 
inspiraba al vencedor de Caseros, —en ese entonces, 
Presidente de la Confederación Argentina — y la 
influencia que le atribuía, en nuestro ambiente, al 
punto de considerarlo el indicado para intervenir 
con éxito, por su autoridad y prestigio, en la solu- 
ción de los graves problemas planteados en la Ke- 
pública después de la Paz de octubre de 1851. 

Y traza a la vez, con exactitud y elocuencia, 
el panorama político del momento y sus posibles 
complicaciones de carácter internacional. 

Habían cesado las operaciones militares — pero 
no se había logrado extinguir el profundo anta- 
gonismo provocado por tantos años de lucha 
fratricida. 

La muerte del General Eugenio Garzón, can- 
didato popular a la Presidencia de la República, 
privó, quizá, al Pacto de Octubre, de su mejor in- 
térprete y al País del ciudadano que podía realizar 
la pacificación de los espíritus y convertir en reali- 
dad fecunda, la unión y fraternidad de la familia 
oriental, “sin vencidos ni vencedores” y con olvido 
de las antiguas querellas, de los intereses de ban- 
dería y de las tendencias partidarias en pugna. 


— 87 — 








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CONCLUSION 


En 1856 — abandona Araucbo la Presidencia 
del Superior Tribunal de Justicia después de 18 
años de ininterrumpida labor en él, retirándose de 
toda actividad pública y buscando en la tranquili- 
dad del hogar el descanso para sus achaques de 
anciano y para su vida de constante e intensa 
labor. 

La pobreza digna y altiva, que lo acompañó 
siempre — se hizo sentir con más intensidad en su 
venerable retiro. — Sus recursos, muy escasos, eran 
insuficientes para hacer frente a las necesidades 
de la numerosa familia. 

La Asamblea General en julio de 1858 acude 
en su auxilio, ‘‘autorizando al Poder Ejecutivo 
“ para otorgarle la compensación que considerase 
“ adecuada y digna del mérito e importancia de sus 



LA PERSONALIDAD PATRICIA 


“ servicios a la Patria, los que la Nación reconoce 
“ y aprecia’’. (51) 

Pero, la ley no puede ser cumplida : no se indi- 
can en ella la cantidad a entregarse ni los fondos 
con que debe atenderse la erogación. 

Bernardo Berro y su Ministro Eduardo Ace- 
vedo — el 3 de mayo de 1860 pasan mensaje al 
Parlamento, pidiendo se indique: la pensión o la 
compensación a otorgarse al patricio y a qué rubro 
debe ser imputada. (52) 

Eecién por Ley de 16 de junio de 1862 —pro- 
mulgáis por el Presidente Berro y su Ministro 
Arrascaeta — la Asamblea General acordó a 
Araucho “la suma de $ 10.000.00, en recompensa 
“a los importantes servicios prestados al País 
“durante las guerras de la Independencia”. 

Muy poco tiempo sobrevivió a la ayuda 
oficial. 

Murió el 28 de enero de 1863, a los 69 años 
de edad. 

En su vida sin tacha, no estuvieron jamás en 
conflicto el deber y el interés. Se dió por entero a 
la Patria de su devoción y sus amores. Sufrió es- 
trecheces por la falta de recursos materiales, pero 
acumuló, en cambio, con usura, un inmenso caudal 
de valores morales. Es el patrimonio que ha legado 
a la posteridad. Y el que nos congrega en este 

(61) Archivo de Araucho y Diario de Sesiones del Senado. 

Años 1857 al 1861. Págs. 388 y 389. 

(52) Archivo de Araucho. 


94 — 



DE DON FRANCISCO ARAUCHO 


instante en actitud de admiración y de ofrenda 
hacia su memoria ilustre. 

En un ambiente de contornos reducidos, de 
cultura rudimentaria, de luchas ardientes, — en el 
marco estrecho donde se desarrolló su acción — 
gozó del privilegio reservado a muy pocos: el res- 
peto y la consideración generales. 

De él — ^podríamos decir con Amado Ñervo — 
que alcanzó “la cumbre de la serenidad”. Tenía 
convicciones partidarias, pero su patriotismo 
estaba por encima de los partidos. La acción 
resblandecedora y negativa de las pasiones encen- 
didas se detuvo ante la invulnerabilidad de su 
ancianidad gloriosa y de su obra sin mácula. 

Todos los sectores de la opinión nacional, se 
inclinaron reverentes al extinguirse su vida 
fecunda. 


Así ha llegado hasta nosotros. 

Y la justicia histórica, sacudiendo el polvo 
del olvido y el tiempo, lo invoca hoy, con emoción, 
desde esta aula magna — depuradora y ennoblece- 
dora de nuestro Pasado de gesta — para exhibirlo 
como exponente auténtico y ejemplo perenne de 
alto patriotismo en la vida y en la muerte. 


- 95 —